5 de julio de 2024

La Oración

Estimado lector, en ediciones pasadas, hemos venido revisando la Cadena de Amor, que dictara nuestro Señor Jesucristo a Conchita Cabrera de Armida. La vivencia de la Cadena de Amor consiste en fomentar las virtudes, actitudes y tendencias en nuestra vida para que, utilizando nuestra libertad, decidamos vivir en donación y donar a Jesús, que vive en nosotros, de tal forma que vivamos en amor constante, amor que salva.  

Vivir la Cadena de Amor transforma nuestras vidas, Jesús toma posesión de nuestro corazón, como lo hizo con Conchita, para encarnarse en él. Así, cada hora de nuestra vida se convierte en un eslabón, una sucesión de actos de amor. El Señor nos llama a vivirla toda la vida, a ofrecernos como hostias vivas, viviendo para los demás, abandonados a la voluntad de Dios.  

Podemos contemplar a Cristo orante en el huerto de Getsemaní, observar la virtud de la oración en Jesús. Los Evangelios nos narran cómo Jesús vive, en cada momento, la unión con su Padre a través de la oración. El P. Vera nos recomienda revisar, cada noche, cómo vivimos ese día, si cumplimos con lo que nos habíamos propuesto, manteniendo a Dios en nuestro corazón, en cada una de nuestras actividades y situaciones. Revisar si oramos antes de tomar decisiones, en momentos importantes, complicados de gozo, si hicimos todo por Él, con Él y en Él. 

Algunas jaculatorias que nos pueden ayudar este mes, para vivir en oración, son: “Señor, no tomes en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia” o “Jesús, Salvador de los hombres, sálvalos” o el Salmo 63 (62) que nos dice: “Dios, Tú, mi Dios, yo te busco, mi ser tiene sed de ti…” y el Ofrecimiento del Verbo Encarnado cada hora.  

Otra forma de mantenernos en oración es proponernos dos momentos concretos, al día, para hacerla y procurar que sean fijos. De preferencia, en el mismo lugar, para entrar en contacto con nuestro buen Padre Dios. Busquemos la soledad y el silencio, para profundizar en la oración.    

Para vivir el apostolado, busquemos oportunidades para dar testimonio a nuestros hermanos, amando la oración, invitarlos a orar, sobre todo, a orar por nuestros sacerdotes. Seamos almas de oración, para conocer y escuchar a Dios y, así, acercarnos cada vez más a Él.   

¡Que el Señor sea nuestra fuerza y pasión, para comprometernos a vivir la Cadena de Amor! 

Referencias: Vera, C. (2019) Vivir la Cadena de Amor. México: Publicaciones CIDEC 

Deja un comentario