29 de junio de 2024

Un apóstol de hoy.

Un apóstol de hoy es aquel que hace resonar, en el mudo virtual, la Buena Nueva de Jesús, Salvador de los Hombres.

Hoy en día, nos enteramos de las noticias casi de manera inmediata. Se da un gran suceso o un aviso importante y bastan unos instantes, para que se riegue la información por las diversas redes sociales.

Como si se tratara de una operación orquestada, llegan las notificaciones a nuestros dispositivos e, inmediatamente, nos urge compartir, incluso, a veces, sin ni siquiera leer la nota. Cuántas veces, al compartirlo, nos llega el aviso de que estamos enviando un enlace sin abrir o bien, ya que lo enviamos, nos preguntan detalles que obviamente no conocemos.

Es muy cierto que, a veces, nos gana más el afán por ser quien dé la primicia de una noticia que el interés real de que los demás estén informados. Sería bueno detenernos a preguntar cuál es genuinamente la intención que nos impulsa a compartir cierta información.

La beata Conchita Cabrera escribió “Y quisiera ser apóstol y correr, y publicar, y hacer ver, y dar a conocer quién es Jesús, lo que vale su cruz y lo que encierra su corazón divino”.

Claramente, Conchita escribe de una urgencia de su corazón de dar a conocer y contagiar la Buena Nueva, pero, en sus tiempos, no existían las redes sociales y las noticias tardaban un tiempo en ser del dominio público.

También, san Juan Pablo II nos exhortaba a “remar mar adentro”, a través de una nueva Evangelización: “nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión”.

Nosotros podemos ser esos apóstoles de hoy que, movidos por el Espíritu Santo, con confianza en Aquel que vamos siguiendo y estamos llamados a predicar, tengamos prisa en compartir en las redes sociales contenidos que hagan resonar, en todo el mundo virtual, que creemos y queremos que ¡Jesús, Salvador de los Hombres, salve al mundo!, que cuenta con nosotros y, así, darle la gloria al Padre.

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