“La Iglesia es para todos”
La Jornada Mundial de la Juventud, para mí, fue una experiencia inolvidable. Además de ser la primera vez que viajaba a Europa, fue la primera vez que tuve una experiencia con tantas personas en mi grupo, por lo que iba muy emocionado.
Pude conocer un país, que nunca había visitado, pude conocer su cultura y su gente. Visité lugares increíbles, que no voy a olvidar, pude tratar a muchísimas personas. Lisboa estaba llena, a más no poder, de jóvenes.
Me impresionó mucho ver una cantidad tan grande de almas jóvenes en un mismo lugar. Yo tenía alguna idea de la cantidad de gente que iba a asistir, pero esto fue mucho más grande. Lo mejor de todo fue saber que cada una de esas personas, provenientes de muchísimas partes del mundo, compartían los mismos ideales y valores que yo, y un profundo amor a la Iglesia y al Papa.
Lisboa brillaba, con una alegría tan impresionante que la podías sentir en todos los rincones de la ciudad. A lo largo de la semana, hubo actividades de todo tipo, en distintos lugares: horas eucarísticas, misas, conciertos, pláticas, paneles y muchas cosas más. Jamás hubo un momento en el que no hubiera nada que hacer.
Pero la cumbre de toda la Jornada fueron los encuentros con el Papa. Yo no había tenido la oportunidad de escuchar al Papa y verlo tan de cerca; dijo muchísimas cosas maravillosas en los encuentros que hubo, pero lo que se me quedó más grabado fue ese mensaje, que estuvo repitiendo una y otra vez, “La Iglesia es para todos” y eso fue algo que me hizo clic.
A veces, pensamos que la Iglesia solo es para la gente mayor, para los sacerdotes o las monjas, pero, como lo pude experimentar en esta Jornada, la Iglesia incluye a cada uno de los jóvenes de todo el mundo, eso es lo más importante que me llevo.