5 de julio de 2024

Respuestas de amor a Dios

Jesús nos acompaña en nuestro caminar 

Tienen razón los pedagogos, cuando afirman que “aprendemos siempre”. El cristianismo se aprende viviéndolo, practicándolo cada día. Es la experiencia de toda una vida, en la que se desarrolla una íntima relación con Dios, en el seguimiento de los pasos de Cristo, Nuestro Señor. 

Porque ser cristiano es creer que Jesucristo es el Hijo de Dios, hecho hombre, y seguirlo. Practicar su Palabra y las enseñanzas que nos ha dejado en el Evangelio. Se engaña quien piense que ser cristiano es “cumplir”, así, llanamente, y única y exclusivamente, un conjunto de mandamientos; el cristianismo es más, mucho más. 

Es hacer la experiencia de la presencia y la intervención de Dios en la vida propia, es un acontecimiento; es la unión profunda y única, que se vive y experimenta con Aquel que nos ha llamado a la vida, porque nos ama de manera personal e irrepetible. Es un vínculo que crece y se desarrolla, a lo largo de toda nuestra existencia, donde “aprendemos siempre”, con altas y bajas, con caídas y reconciliaciones y, sobre todo, con un gran amor al centro. 

En este aprendizaje, no estamos solos. La comunidad cristiana, o sea la Iglesia, desempeña un gran papel, porque nos acompaña y nos arropa. La Iglesia es madre y maestra, de ahí que sea tan necesaria e importante nuestra participación en la asamblea eucarística. En ella, la lectura de la Palabra, y la misma Eucaristía, nos alimentan y fortalecen en el camino cristiano. Ya Jesús lo prometió: “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20). 

La Iglesia es sacramento vivo de gracia y salvación, que muestra y transmite a Cristo como el camino que nos lleva al encuentro del Padre. Permanezcamos unidos en oración y no dudemos de la fidelidad de Nuestro Señor. Por más que nos encontremos en tiempos oscuros, difíciles, recordemos que Dios nunca se contradice y es fiel a su Palabra. Le pertenecemos a Él y nos lleva grabados en su corazón. Unidos a Cristo, Jesús, caminaremos, aprendiendo siempre de Él, que estamos en las manos de Dios y que sí es posible confiar en Él. 

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