8 de junio de 2025

Gente medicina

La siguiente reflexión, que comparto, no es de mi autoría, pero, últimamente, me llega por diferentes vías. La leo y la escucho y me ha hecho recordar e identificar a esas personas que han sido “gente medicina” en mi vida.  

A todas esas personas que son “dadores” (“givers” en inglés), que existen a nuestro alrededor y para quienes, probablemente, esa “etiqueta” positiva que se compraron representa un gusto, pero, también un enorme compromiso que, muchas veces, quisieran soltar por la expectativa tan alta que genera en los demás, de antemano, ¡Gracias!  

Y creo, afortunadamente, que la farmacia o “botica” es enorme; muchos, en algún momento, hemos sido medicina: alopática, homeopática, herbolaria, paliativa o placebos.  

Algunos les llamamos “ángeles”, otros, “bendiciones”; el creador del siguiente texto, que desconozco, pero reconozco, nos dice que…  hay gente medicina. 

Gente que tiene en sus brazos un bálsamo, que calma los dolores; gente cuya voz tranquiliza los demonios y trae de regreso la esperanza con una palmada. Hay gente que limpia tu espejo, para que puedas volver a verte como realmente eres; que escucha, que mira a los ojos, que rearma lo que se rompió con una taza de café y una buena conversación; que limpia los escombros de un derrumbe que no provocaron. 

Hay gente con la que uno sonríe sin motivo; que abraza, incluso nuestros espacios oscuros, sin prejuicios y sin señalar; que no se aprovecha de nuestra vulnerabilidad, que tampoco te obliga a estar bien; que trae vendas que le sobraron de su propia tragedia y te las pone en tus heridas. 

Aparecen, sin que los llames, aunque siempre contestan, si lo haces; te reconocen el dolor, aunque lo maquilles y sonrías; que, en lugar de decirte que ya no llores más, llora contigo, camina contigo, te muestra los caminos que no logras reconocer. 

Larga vida a esa gente que cura, que ama, que sana, que aparece cuando la necesitas, que no abandona, que espera, que abraza. 

¡Larga vida a esa gente que es medicina! 

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