8 de julio de 2024

Es momento de ser joven

El mar se construye con las lágrimas  

Me encontraba sentada, en el salón de clases, cuando la miss empezó a contarnos sobre el mar y los volcanes. No entendí por qué, pero, a partir de ese momento, ni el volcán, ni los árboles, ni las montañas, lograban atraer mi atención; sin embargo, el mar me hipnotizó completamente. 

No podía sacar de mi cabeza esa imagen. Había algo que me atraía profundamente, no sabía si era la tranquilidad del sonido de las olas, su color azul brilloso o la forma en la que esconde cada atardecer al sol. Estaba enamorada de él. 

Disfruto contemplarlo y sentir esa tranquilidad que da. Me gusta pensar que el agua que lo compone proviene de las lágrimas de cada uno de nosotros.  

Muchas veces, asociamos las lágrimas con ideas negativas, denotando imágenes negras y depresivas. Vivimos sin entender que llorar es una de las mejores herramientas para sanar; nos ayuda a escapar hacia una nueva realidad, pues, al desprendernos de las lágrimas, nos liberamos de todas las cosas tóxicas que cargamos y afectan nuestra vida. Así, dejamos atrás un mar de lágrimas, para reencontrar un mar de esperanzas.  

Me gusta pensar que nuestras lágrimas llegan al mar, donde se convierten en algo positivo. Por eso, las olas del mar nos dan tanta paz, porque las lágrimas que las componen fueron derramadas por las penas pasadas y, al llegar ahí, encuentran la libertad y la oportunidad para construir algo mejor 

Pienso que el mar tiene un color azul brilloso, porque las lagrimas que llegan a él están llenas de esperanza, que, después de la tormenta, siempre viene la calma, permitiendo que tu espíritu regrese a tu alma.  

El mar es el lugar donde el sol decide esconderse, porque es el único lugar en donde no hay mentiras. Cada una de las gotas que lo conforman son reales y sinceras; en esa verdad, se puede descansar, encontrar esa energía para recargar baterías y continuar. 

Sigo enamorada del mar, es un gran maestro que me enseña un sin fin de lecciones. Dejo que mis lágrimas fluyan, que lleguen a ese mar infinito, para sentirme libre, recuperar mi esencia y encontrar la verdad para vivir en paz. 

Ahora entiendo que la diferencia entre un volcán y el mar. El volcán se pasa tanto tiempo reprimiendo sus emociones bajo el agua que, cuando salen, explota, creando caos y quemando todo a su alrededor. En cambio, el mar deja fluir todo, permite a sus aguas nadar con libertad y traer paz a los demás.  

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