3 de julio de 2024

Ofréceme y ofrécete

Alguien ora por nosotros 

Recurrentemente, oramos por las intenciones y necesidades de los demás, algunas especiales las tenemos más presentes y otras las ofrecemos en conjunto a Dios, diciéndole “por quienes se acogen a mis oraciones” 

La oración de intercesión es agradable al Señor, porque nos hace salir de nosotros mismos y nos acerca a Él. Así lo escribe la beata Conchita, “cuanto más el hombre salga de si, tanto más lugar deja a Dios para entrar en él, es darle a conocer el don de Dios”. 

En ese momento de intimidad con nuestro Padre, oramos para reconocer y agradecer las bendiciones que nos concede y presentarle lo que nos han encomendado. Jesús nos dice que debemos hacerlo con plena confianza: Por eso, les digo que todas las cosas por las que oren y pidan, crean que ya las han recibido y les serán concedidas. Mc 11, 22-24 

Pues bien, pensemos en las personas que, con esta misma confianza, han orado por nosotros. Ahora mismo, o en otro momento, no únicamente en quien nos ha ayudado a “cargar la camilla”, sino en quien la ha cargado con nosotros en ella, cuando las fuerzas se nos agotaron. Y, también, en aquellos que se han unido a nuestra acción de gracias con sincera alegría. 

No sabemos, con exactitud, quiénes han orado por nosotros, tal vez, lo sabremos al llegar al Cielo. Lo que sí podemos hacer, desde ahora, es seguir encomendando con gratitud y amor: la vida, intenciones y necesidades de esas almas, sabiendo que solo Dios sabe quiénes son y puede recompensar con creces su fraternidad. 

El Señor atiende siempre. Conchita le preguntaba: con tantas peticiones que te hago, ¿ya te cansé mi buen Jesús? El respondía ¿Qué, acaso yo me canso de escuchar y de dar y aún de darme?  

María, que guardaba todo en su corazón, y el Espíritu Santo nos inspiren a ser agradecidos. 

PARA FB  

En oración corresponder con amor las oraciones que se elevan por nosotros. 

Deja un comentario