5 de julio de 2024

Lo que nos enseña la natividad de María

Mark Twain afirmaba que los dos días más importantes, de la vida de una persona, son el día que nace y el día que descubre por qué ha nacido. El primero es la oportunidad de vivir, de ser y dejar su legado a los que vendrán. El segundo día también es importante, porque es lo que da sentido a su existencia, pues la probabilidad de que naciera era 1 entre 400,000 trillones. Esto no es una casualidad, alguien soñó, pensó, nos formó y tejió desde el vientre de nuestra madre, poniendo su mirada amorosa, confió en nosotros para estar hoy aquí. Esa persona es Dios. 

Y esto va a la fecha de hoy, 8 de septiembre, el nacimiento de la Virgen María, esta pequeña niña que no imaginaba lo que Dios tenía preparado para ella. No pensaba que hubiese sido elegida para traer al mundo a Jesús, el salvador. Su natividad es anuncio de gozo para el mundo, la madre espiritual de todos los hombres y mujeres, la más santa de las criaturas de Dios, en María, se puede exaltar toda la belleza de la naturaleza humana. María es la conexión con la Santísima Trinidad y la humanidad. Este día, celebrémoslo en familia, una manera de honrar que ella es también madre nuestra y nos cuida, acompaña e intercede por todos nosotros. 

María nos ayuda a recordar que toda la vida es vocación y llamada: la iniciativa parte siempre de Dios, que nos ama; por esa razón, nos ha creado y está haciendo, con nosotros, una historia de amor y de salvación.  

Solo tenemos que responder cada día a esta llamada de Dios, como lo hizo María: Hágase, en mí, según Tu palabra”, vivir nuestra vida, dejando que Dios sea Dios.  

Todo es don, todo es gracia. Tu nacimiento es importante, cada segundo es una oportunidad, eres valioso, por el simple hecho de estar aquí. La natividad de la Virgen María nos recuerda que Dios ha escrito en nuestro corazón una promesa de amor. Hoy, vivimos en un mundo donde muchos jóvenes no encuentran sentido a la vida o se preguntan por qué están aquí… 

Estamos aquí porque nacimos del corazón de Dios, que nos ama, somos reflejo de ese amor. El nacimiento de María es la vida de una mujer sencilla, humilde, que creyó y confío en el Padre y a la que, hoy, podemos llamar Madre, a quien podemos acudir cuando sentimos que no podemos más; en ella, encontraremos esa luz. No estamos solos, estamos llamados para algo, no tiene que ser muy grande: tal vez, esa sonrisa, aquello que sabes hacer muy bien, esa alegría que contagia, esa escucha… 

¡Que, hoy, sea una celebración de amor!  

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