8 de julio de 2024

El Credo

Jesús resucitó de entre los muertos

Hemos llegado al corazón de la fe cristiana. Otras religiones pueden ofrecer ideas valiosas sobre Dios o cómo hacer el bien, pero solo Jesucristo ha resucitado. Como señala San Pablo, si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe (1 Cor. 15:14).  

La resurrección de Jesús confirma todo lo que Él predicó, en cumplimiento de las promesas de Dios a Israel. En este acontecimiento, se manifiestan el poder y el amor de Dios, que sobrepasan todo el mal del mundo, incluso la muerte. Jesucristo, siendo verdadero Dios y verdadero hombre, rompió las cadenas del pecado y de la muerte y abrió las puertas del Cielo – no solo para Él mismo, sino para toda la humanidad. Así, Él se ha revelado como el verdadero y único salvador, el Hijo de Dios vivo. 

Nuestro Señor resucitó, en cuerpo y alma, a una vida radicalmente nueva. No revivió a su vida mortal anterior, como Lázaro. Tampoco dejó, en el sepulcro, su naturaleza humana, resucitando solo en divinidad o como un fantasma. Por el contrario, su humanidad fue redimida y su cuerpo glorificado. Por eso, por momentos, sus discípulos y amigos no lo reconocían.  

En verdad, para los discípulos, no fue sencillo comprender esta realidad inesperada. Muchos de ellos creían en la resurrección del último día, pero, ahora, la atestiguaban en Jesús. Los discípulos se encontraron con la presencia real, física (pero nueva), del Señor; pudieron tocarlo, comer con Él. La presencia innegable de una persona de carne y hueso era congruente con la evidencia del sepulcro vacío: Jesús estaba vivo. 

Los Evangelios presentan la resurrección como un hecho, no como una fábula o metáfora. No se trata de una alucinación colectiva, ni una conspiración, sino un acontecimiento real. El testimonio de los discípulos los llevó, incluso, a sacrificar su vida y esto lo hace fidedigno. Es un hecho histórico, pero que trasciende la historia: lo divino ha irrumpido en el tiempo humano. La buena noticia, proclamada por los discípulos, continúa vigente y, ahora, nosotros la anunciamos: ¡Jesús ha resucitado! 

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