8 de julio de 2024

Ofréceme y ofrécete

Anda y no peques más 

El pasaje del Evangelio de Juan 8. 1-11 nos muestra la escena de la mujer adúltera, que es traída a la presencia de Jesús para que Él emita un juicio y, por ende, un castigo, querían probarlo para tener motivos para acusarle, citando la Ley de Moisés que ordenaba apedrearla. 

La respuesta de Jesús los confunde, porque es contraria a la que suponían, Él ni siquiera la ve, no cae en la tentación; sin embargo, ante la insistencia, bastan unas palabras: el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Uno a uno se fueron retirando. 

Es entonces que el Maestro levanta la mirada y le dice que no la condena, la despide y le dice: Anda y no peques más. La beata Conchita Cabrera escribe que estas mismas palabras se las decía Jesús cada vez que iba a confesarse. 

Ella misma escribe “Estas Palabras del Señor me enternecen en extremo. ¡Qué delicadezas del Corazón de Jesús! ¡Qué caridad y ternura, propia solo de un Dios! Así es, solo Dios rico en misericordia puede responder de tal manera, después de que le hablamos de lo mucho que lo hemos ofendido.  

Algunos nos podemos preguntar ¿qué provecho sacamos del sacramento de la Reconciliación?, puesto que parece que llegamos con los mismos pecados, faltas e imperfecciones. O bien cuántas veces hemos acudido, más bien, buscando consuelo o alabanzas, queriendo agradar al confesor, pero sin experimentar un verdadero arrepentimiento. 

La respuesta es la gracia, o sea, la certeza de que el mismo Jesús ha estado ahí en la persona del sacerdote, escuchándonos, sin condenarnos, perdonándonos y derramando su Espíritu, para fortalecernos y animarnos a no pecar más. 

Que la paz que nos da este sacramento no nos sea arrebatada por nada, ni nadie y que el poder de su gracia nos ayude a esforzarnos para no pecar más.  

PARA FRASE En el sacramento de la Reconciliación Jesús nos dice, a ti y a mí: Anda y no peques más 

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