5 de julio de 2024

Mirar hacia lo alto

Y ahora, ¿qué?

Queridos lectores, hemos vivido, estos últimos meses, mirando hacia lo Alto:

1° La ternura de Dios, en Belén, con su nacimiento. Contemplamos a Dios, que se hizo hombre para traer el cielo a la tierra. El Padre mira al Hijo y el Hijo, que es la Palabra de su Padre, vino a poner su morada entre nosotros. “En el principio, existía la Palabra y la Palabra era Dios y la Palabra habitó entre nosotros”. Jn.1,1 Más, el hombre, con su pecado, perdió la confianza en Dios y Dios hizo una nueva alianza = María y su Hijo.

2° Camino al Calvario. Jesús vino con una triple misión, liberarnos de la esclavitud de la muerte, abrirnos el cielo y bautizarnos con su fuerza y su poder.

3° Recibimos la fuerza y el poder de Dios, que es el Espíritu Santo, el día de Pentecostés. Este bautismo en el Espíritu nos da vida nueva, nos da una experiencia en un nuevo lenguaje, ¡el Lenguaje del Amor!

Y podemos preguntarnos, después de ese glorioso Bautismo en el Espíritu, ahora, ¿qué sigue? Sigue vivir como verdaderos cristianos, como verdaderos testigos de Jesús. Y Dios nos dice: sé cómo niño; quiero una nueva intimidad contigo; crece en mí; quiero verte, no en tu pecado, sino en una nueva vida.

Para tener vida nueva hay que soltar apegos y renovar nuestra mente. “No os acomodéis a la forma de pensar del mundo presente; antes bien, transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto”. Rm.12,2.

El Bautismo en el Espíritu nos deja un cielo abierto, nos ayuda a escuchar la voz del Padre y el Espíritu Santo desciende sobre nosotros, como cuando el Bautismo de Jesús, y nos da una misión. Jesús nos dice: tu misión es la misma que la mía, salir y hacer las cosas que yo hago, obras de misericordia, ayunos, oración; proclama el Evangelio y ora en mi nombre para que la fuerza y el poder del Espíritu Santo siga obrando los milagros que yo obraba entonces, pero, ahora, a través de ti.

Y lo único que necesitamos, mis hermanos, es creer que, hoy en día, Jesús sigue obrando prodigios y señales, por medio de cada uno de nosotros.

Así que, pidamos al Espíritu Santo aumente nuestra fe, para creer firmemente que Dios nos necesita para continuar su obra en nosotros.

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