5 de julio de 2024

Nosotros somos “los otros”

Todo el que me conoce sabe que hablo mucho, me llegan muchas ideas al mismo tiempo y me cuesta trabajo aterrizarlas. Es probable que se trate de un tema de ansiedad.

En esta ocasión, comparto un tema inspirado en una frase que escuché, alguna vez, de parte de mi papá: Mira mijita… nosotros somos “los otros”.

¿Y de qué va esta cita? Pues intenta hacernos reflexionar acerca de cómo somos muy buenos para ver y señalar las conductas de los demás y que, algunas, nos conectan con ciertas emociones relacionadas con ciertas acciones que nosotros mismos hemos realizado. Algunas tan sencillas que van desde pasarnos el “alto”, en un semáforo, hasta otras más complejas.

Anteriormente y para “callarnos la boca”, se citaban frases de los pasajes bíblicos: “El que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra”, “ves la paja en el ojo de tu hermano y no ves la viga que llevas en el tuyo”.

En la actualidad, se manejan otras como: “Te espejeas”, “te proyectas”, “lo que te choca, te checa”, o “si no tienes nada bueno que decir, guarda silencio”. Y qué me dicen del dicho popular que dice que: “El león cree que todos son de su condición” y que advierte que, como vives,  juzgas…

Si analizamos nuestro comportamiento, previo a recalcar acciones u omisiones de terceros, seguramente reconsideremos guardar “un minuto de silencio”, “bajar el tono” o, incluso, “abortemos la misión” por completo, porque nosotros somos “los otros”.

Efectivamente, no somos perfectos, somos falibles: imprudentes, inoportunos, distantes, muchas veces, y estamos enfocados en nuestras actividades, inmersos en nuestros propios problemas, atrapados en la rutina.

Ojo, lo anterior no pretende desacreditar los juicios que podemos hacer sobre hechos y situaciones que nos molestan o incomodan, incluso dolorosas, y que, ciertamente, tienen su valor. La intención está en ser más precavidos, echarnos un clavado interno, inmediato, para revisar lo que nos conecta con esa crítica que hacemos e identificar desde dónde viene, de donde surge, para, así, decidir hablar o callar…

Porque, muchas veces, nosotros somos “los otros” …

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