¡Vivamos llenos del Espíritu Santo!
El Espíritu Santo realiza una obra especial en este mundo y dentro del pueblo de Dios. Es la presencia de Dios, en medio de nosotros. El Espíritu Santo no es “algo”, el Espíritu Santo es una persona.
El Espíritu Santo, quien vive en nosotros, nos ayuda a cultivar nuestra relación con Dios, ve todo lo que sucede, lo que pasa en nuestras mentes, no hay nada oculto ante Él. La Biblia nos enseña que el Espíritu Santo es todopoderoso y está presente en todas partes.
El Espíritu Santo nos enseña y nos dirige a profundizar en la verdad de Dios, a lo largo de nuestro caminar cristiano. Él obra de diferentes formas, ayudándonos a sentir al Señor y a andar, siempre, de acuerdo con su voluntad.
- Es el Consolador que nos acompaña y nos enseña.
- Nos guía en la verdad.
- Nos da poder, para testificar sobre lo que Dios hace en nosotros.
- Nos da dones, para poder edificar la Iglesia.
- Su presencia da fruto en nuestra vida.
La acción del Espíritu Santo no es solo una acción individual en el corazón de cada uno, sino, también, una acción colectiva, por medio de diversos dones.
- Don de sabiduría: para encontrar a Dios en cualquier situación y lugar
- Don de entendimiento: para entender claramente todo lo relativo a nuestra fe
- Don de fortaleza: para superar las dificultades que encontremos en el camino
- Don de consejo: para discernir en cualquier situación la voluntad de Dios
- Don de ciencia: para ver la mano de Dios en todas las cosas del mundo
- Don de piedad: para encender nuestros corazones en amor a Dios y a los hermanos
- Don de temor de Dios: que nos aleja de pecar y temer separarnos de su gracia.
Que no nos falten sus siete dones en nuestra vida, para vivir como auténticos cristianos.
¡Vivamos llenos del Espíritu Santo!