3 de julio de 2024

Ofréceme y ofrécete La cruz triunfará

Como cada domingo de Resurrección, nuestros corazones se gozan al celebrar el triunfo de Jesús, una victoria que es de Él, pero que va a recaer en nosotros el día de nuestra resurrección. 

Así lo dice la Escritura “Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con Él, sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos, no volverá a morir; ya la muerte no tiene dominio sobre Él” Rom. 6,8.9 

Es imprescindible vivir por completo el misterio Pascual de Jesucristo, como decía Sta. Rosa de Lima: “Fuera de la cruz, no hay otro camino para subir al cielo”. Porque la Cruz de Jesús es, como dice la beata Conchita Cabrera, “Seca, dura y áspera en su corteza; pero, llegando a su corazón, no existe deleite más puro, ni suavidad más delicada, que la que ahí se encuentra, y es porque el alma topó con Jesús”. 

De ahí, la importancia de andar el Via Crucis, camino al Gólgota, hasta topar con el Sepulcro Vacío. Escribía Conchita: “¡Vivir de la cruz es vivir del amor! Solo en las alturas del Calvario se encuentra la vida, la paz fecunda, la felicidad pura. La sujección de la cruz destruye la esclavitud y da la fuerza y la dicha verdaderas”. 

Para experimentar de estos frutos de redención, que Jesús ganó para nosotros, necesitamos unirnos a Él con nuestra cruz de cada día, con amor y ofrecimiento continuo. Así, seremos testigos de lo que Jesús le decía a Conchita: Mi cruz triunfará y la paz vendrá, pero por el Espíritu Santo.  

Vivamos en el amor, en el Espíritu Santo que Jesús nos dejó y que nos inunda de una paz que el mundo no comprende, ya que se goza aún en la vivencia de la cruz diaria. 

A ejemplo de María Santísima, acompáñemos a Jesús hasta su triunfo en la Cruz, triunfo del cual, gracias a su misericordia, tenemos participación. 

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