8 de julio de 2024

No es Dios

Creados a imagen y semejanza de Dios, que se reveló en Jesucristo, nuestra vocación es vivir plenamente como hijos del Padre, de manera íntegra. 


Si las consecuencias de lo que hacemos no responden a una vida justa para todos, entonces no es Dios el que actúa… 

 
Si nuestra motivación central no es el anhelo sincero de que reine la vida plena en toda la Creación y nos dejamos llevar principalmente por el propio bienestar o confort, entonces, no es Dios… 

 
Si el clamor que pide justicia viene del deseo de venganza, si, consciente o inconscientemente nos hacemos parte de la espiral creciente de violencia que degrada, destruye, excluye, descalifica y divide; entonces, no es Dios… 
 
No es Dios el que nos arrebata lo que queremos o nos impone; ni el que manda castigos, ni exige estériles cumplimientos; ni el que se regodea en satisfacciones egoístas; ni el que premia individualismos deficientes de comunión; ni el que justifica la guerra, sea quien sea; ni quien incita a condenar y a atacar, a castigar y a maltratar; ni el indiferente ni el impersonal. 

 
Dios es Dios de vivos y nos mueve a buscar que reine la vida en toda la Creación. Por eso, busquemos que prevalezca el cuidado personal, familiar y social en la forma de vivir, con mesura y equilibrio; en las relaciones humanas, basadas en la empatía y la compasión; como pueblo, seamos una comunidad que trabaja para el bien común. 

Dejemos de promover la voracidad feroz de cada individuo; eduquemos para pensar más en los demás, para ser más responsables y honestos; enseñemos una comunicación más eficaz, más veraz y que promueva la comunión. 


¡Busquemos condiciones de vida saludable, para toda la creación! 

 
Que, en cada hogar, pueblo y país, prevalezca la pulcritud corporal, psíquica y espiritual; no nos contentemos con resolver algunos problemas o satisfacer algunas necesidades; aprendamos a vivir de manera saludable, porque la vida plena no es cuestión de eternidad futura, sino de autenticidad presente. 

 
Eres Dios de vivos: Te invoco, inhalando profundamente y sintiendo la vida fluir en mí. Te evoco, pronunciándote al exhalar, 

 
Gracias, porque la vida no muere, terminan los ciclos y pasan las historias, pero la vida vive… ayúdanos a vivir como sueñas tú, buscando la salud y la comunión fraterna, el bien común y la compasión, a ser empáticos en nuestras relaciones personal. Concédenos vivir, dando vida… 

 
 
¡Que vivamos aprendiendo a morir y vivir! 

¡Y que viva y reine el Espíritu Santo de la vida en toda la creación! 

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