9 de febrero de 2025

Los Milagros de la Virgen de Lourdes

Fue, en 1858, cuando a una campesina de 14 años, Bernadette Soubirous se le apareció la Virgen de Lourdes.  

Desde entonces, la Gruta de las Apariciones se convirtió en santuario y lugar de peregrinación de tres millones de personas, cada año, entre los que se encuentran más de 50.000 enfermos y discapacitados. Se cree, además, que el agua del manantial de la zona tiene poderes curativos. 

En Lourdes, se producen curaciones. Muchísimos enfermos van allí con este deseo y con mucha fe. Pero muchos de ellos, cuando se encuentran ante la gruta de la Virgen y se llenan de las vivencias espirituales que se experimentan en el santuario, ya no piden la curación, sino saber aceptar su enfermedad y unirla a la cruz de Cristo, o bien rezan por la curación de los demás.  

La Virgen nos muestra su compasión por nuestras enfermedades, comprende lo que su Hijo Jesús siempre quiere para nosotros, la salud de alma y cuerpo. 

En una bella escultura de los jardines del santuario, figura una expresión llena de luz que pronunció una peregrina italiana que era ciega: Es más importante reencontrar la fe que reencontrar la vista. Este es el auténtico milagro, que suele ser muy frecuente en Lourdes. 

Hay evidencias de que la oración es el único poder en el mundo, capaz de vencer las leyes de la naturaleza. A los resultados obtenidos, a través de la oración, los llamamos milagros.  

De hecho, lugares sagrados, como Lourdes, han sido testigos de estas curaciones milagrosas. Por este motivo, se ha creado un Comité Médico Científico Internacional, en el que participan médicos eminentes, cuya única misión es realizar una evaluación médica y confirmar o descartar si se ha producido o no la curación. Porque los milagros son una posibilidad real. (Francis Collins) 

Además, Lourdes ofrece otro don a los peregrinos: la vivencia de la catolicidad del pueblo de Dios. En el santuario, se encuentran cristianos de los cinco continentes, unidos a los pies de nuestra Madre, en una misma fe, esperanza y caridad.  

Las culturas y las lenguas se hermanan en la celebración de una misma fe; muchos voluntarios atienden a los enfermos y adultos mayores, constatando los miles de milagros que han sucedido, al experimentar la fe y la oración en Lourdes; y tantas personas que, sin poder haber estado físicamente en Lourdes, se encomendaron a la Virgen María y, por la misericordia de Dios, les cambio la vida. Que podamos tener esa fe inquebrantable, como la de esa joven humilde Bernardette. 

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