Juan nació el 16 de agosto de 1815, en el pueblo de Becchi, en Italia. Su madre estaba casada con Francisco, que era viudo y de su primer matrimonio tenía un hijo llamado Antonio, quien estaba sumamente celoso de Juan.
Juan tenía dos años, cuando su padre murió de pulmonía; las dificultades económicas aumentaron y su relación con Antonio se complicó aún más, pues la actitud negativa de su hermano obligó a Margarita a sacar a Juan de la casa consiguiéndole un trabajo de obrero en un pueblo cercano.
A los 9 años tuvo un sueño profético, en él se veía como un pastor guiando a los niños y jóvenes más necesitados. Después de su primera comunión sintió que debía dar a conocer a Jesús a sus amigos y compañeros.
A su corta a edad dividía su tiempo entre el establo, el campo, el estudio y la oración. Años después su propósito se convirtió en tratar de encaminar más almas al cielo, por lo que se dedicó a trabajar con niños y jóvenes muy necesitados, especialmente en la parte espiritual.
Sus primeras clases de latín las recibió de un capellán Juan Calloso.
En 1831 pudo completar sus estudios de primaria y secundaria en cuatro años, trabajando como sastre, camarero, mozo, carpintero y herrero.
Su gran inteligencia y capacidad fue vista por San José Cafasso, quien lo guio hacia el seminario. Fue ordenado sacerdote el 5 de junio de 1841, en Turín.
Comenzó su apostolado en la Iglesia de San Francisco de Asís, atendiendo a los jóvenes más pobres, amándolos y educándolos como un padre.
Sus fundaciones fueron extraordinarias y su trabajo siempre lleno de amor, sabiduría, luz y entendimiento para todos.
Juan Bosco decía: “Ser bueno no consiste en no cometer errores, sino en tener la voluntad de enmendarse”
Fue beatificado por Pio XI en 1929 y canonizado en 1934.
Que San Juan Bosco sea una guía para todos nosotros, en la educación de nuestros hijos, en nuestras relaciones con familiares, amigos y esté presente en nuestro día a día para amarnos y tratarnos con el amor, el respeto y la tolerancia con la que él amaba y trabajaba con todos los necesitados.
“Jesús salvador de los hombres sálvalos, sálvalos”