8 de julio de 2024

El vaticano La Epifanía

El Papa nos dice que, en este día de la Epifanía, el peregrinar de los magos hacia Belén nace del deseo que mantiene vivo el fuego que arde dentro de todos y que nos impulsa a buscar más allá de lo visible. Caminar hacia Jesús, porque Él es la estrella polar que ilumina los cielos de la vida y orienta los pasos hacia la alegría verdadera. 

¿Qué los movió a ponerse en camino para encontrar a Jesús? Tenían buenas excusas para no partir en su búsqueda, tenían todo lo que necesitaban, pero tenían un corazón inquieto: “¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?” (Mt 2,2).  

Los magos parten cuando aparece la estrella, así nos orientan sobre lo importante que es volver a comenzar cada día, en la vida y en la fe, siempre en busca de Dios. 

Al llegar a Jerusalén y preguntar por el Niño, nos enseñan que necesitamos escuchar con atención las preguntas del corazón; porque es así como Dios se dirige a nosotros, más con preguntas que con respuestas.  

Al desafiar a Herodes, nos muestran que necesitamos una fe valiente, sin miedo de desafiar a las lógicas oscuras del poder, convirtiéndonos en semilla de justicia y de fraternidad, en sociedades donde tantos Herodes siembran muerte y masacran a pobres y a inocentes, ante la indiferencia de muchos. 

Al llegar a su destino, “caen de rodillas y adoran al Niño” (cf. v. 11). El deseo de Dios solo crece estando frente a Él, en la adoración, en donde la fe encuentra impulso. El corazón se enferma cuando los deseos solo coinciden con las necesidades. Dios eleva los deseos y los purifica, los sana, curándolos del egoísmo y abriéndonos al amor por Él y por los hermanos. 

Al regresar “por otro camino” (Mt 2,12), nos impulsan a caminar juntos, a recorrer nuevos senderos, por los que el Espíritu nos sugiere llevar el Evangelio al corazón del que es indiferente, del que está lejos, de quien ha perdido la esperanza, pero busca lo que los magos encontraron, “una inmensa alegría” (Mt 2,10). 

Francisco nos pregunta: ¿Cómo va el camino de mi fe? Al ir en marcha, día tras día, tendremos la certeza, como los magos, de que, incluso en las noches más oscuras, brilla la estrella del Señor que se hace cargo de nuestra fragilidad. Caminemos a su encuentro, alcemos la cabeza, escuchemos el deseo del corazón, sigamos la estrella que Dios hace resplandecer sobre nosotros.  

https://www.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2022/documents/20220106_omelia-epifania.html

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