8 de julio de 2024

RESPUESTAS DE AMOR A DIOS Nos basta la gracia de Dios

De vez en vez, suele sucedernos que nos sentimos lejos de desarrollar nuestras capacidades de manera amplia, nos sentimos algo así como poquita cosa. ¿Te ha sucedido?  Jesús nos enseña grandes cosas, a través de los demás. ¡Cuánto, es verdad, podemos aprender, si ponemos atención!… y un poquito, o un mucho de humildad. 

Nuestra vocación es un llamado de Dios, a cada uno de nosotros, un llamado especial y particular, así como cada uno de nosotros somos a los ojos suyos. De modo que la santidad a la que estamos llamados, es, pues, única e irrepetible. Figúrate, tú, si todos fuésemos llamados al mismo tipo de santidad, tal vez el mundo sería un tanto aburrido, ¿no? 

Así, tenemos el testimonio de tantos santos, con una vida plena y feliz, que han amado y servido al Señor, aún cuando no aparecen en el santoral y gozan de Dios en el cielo. Para ser santos, podemos serlo desde lo pequeño, en cada acción tan cotidiana y sencilla de nuestra vida, hecha por amor sincero a Dios, en nuestro propio estado de vida y en las actividades diarias. 

Eso no quiere decir ser apocados, hacernos poquita cosa, sino más bien humildes. Pongamos atención a Santa Teresa, que nos explica que ser humildes es saber quiénes somos: hijos de Dios, amados por Dios. Eso significa no creernos ni más, ni menos de lo que somos y saber de dónde venimos y a dónde vamos, que es exactamente saber que venimos de las manos de Dios y que es justamente a Él a quien hemos de regresar. 

El tema del desarrollo de nuestras capacidades, entonces, se comienza a aclarar. El Salmo 25, en su versículo 9, nos explica: Porque el Señor “dirige en la justicia a los humildes y les enseña su camino”. Y San Pablo lo explica así: “Todo lo puedo en Aquel que me conforta” (Fil 4,13).  ¡Es la gracia de Dios la que actúa! De modo que hagamos nuestra parte y dejemos que Nuestro Señor haga lo que nosotros en conciencia no podemos, confiando en que es Él quien actúa para bien nuestro (Rom. 8,28).

Deja un comentario