5 de julio de 2024

Editorial Enero 2023

Dios te esperaba, siempre nos espera. No podría ser de otra manera, Él siempre va por delante. Ahora nos encuentra en el umbral de este 2023. Que maravilloso haber caminado con Él un año más, aunque, muchas veces, las más, sin haberle prestado atención… pero Dios es fiel y permanece siempre a nuestro lado. Y, en efecto, habiendo caminado, con sinceridad, entre extravíos, tropiezos, traspiés, a gatas, trastabillando o bien erguidos, incluso a rastras por el Espíritu, el hecho, por Gracia, es que hemos llegado al primer día del 2023. 

¿Feliz año nuevo? ¡Sin duda! no cabe don de Dios que nos sea bueno y por ende feliz. Tal vez algunos lo entienden como un augurio del porvenir, pues… ¡Lo dicho!, en su esencia divina el tiempo es don del Creador, y vio Dios que el tiempo era bueno.  

La Iglesia reitera la bendición de Nm 6, 22-27 que confiara Dios a sus sacerdotes para pronunciarla sobre su pueblo. Aquel pueblo, el Israelita, pero también nosotros, su Iglesia hoy. Es la entrada a la Tierra Prometida, el Reino de Dios en nuestro caso. Y creo yo cabe traer a cuento las recomendaciones de Yahvé como las de Jesús: “Pongo ante ti bien y mal, vida y muerte…” Dt 30,19; “se pondrán tristes… el mundo se alegrará, pero se alegrarán nuevamente” Cfr. Jn 16, 20-24. Es la acción del Espíritu Santo. 

Adentrándose una vez más con nosotros viene el Espíritu Santo. Y nos confía desde el primer momento a María, maestra de discernimiento. Para hacer de nosotros otros Jesús dóciles al impulso del Espíritu y dóciles en la pequeñez a María Madre.  

Este ejemplar de nuestra revista  contiene muchas referencia a ambos:  

María Milo invita a valorar con humildad: “Tal vez, ahora, podamos aprender que el conocer no radica en el saber de la existencia, sino en el de valorar cada paso del proceso que hace las cosas realidad. 

Que un año más es ocasión para mí, para ti, nuestra santificación. El P. Alfredo Ancona recuerda las palabras que dirigió N.P. Félix de Jesús al H. Alfonso: “¿A qué va? A ayudar en todo lo que pueda, sin duda, pero, sobre todo, a hacerse   santo,   que,   para   eso,   Dios,   Nuestro   Señor   lo   llamó…” 

Otras tentaciones de nuestro mundo de hoy  además del olvido y minusvaloración del pasado, es lo inmediato: “todo nos parece urgente e importante” Y añade Tere Rojas “lo que procede entonces es discernir”. Pero el discernimiento, nos lo enseñó Jesús, pide del tiempo, pues éste está a su servicio. Sean 40 días, o la inconcebible cantidad para nuestra generación, de 40 años.  

Tememos al tiempo… es triste, pues Dios se sometió al tiempo, 9 meses de gestación, 30 años de vida oculta, y al final unos pocos de ministerio. Fuimos salvados en el tiempo.  

Para la eternidad, ¿verdad Sergio? Nuestro querido hermano y colaborador Sergio García en su artículo póstumo escribe: “Hago caso a Jesús, que me dice: “No te inquietes por el mañana, le basta a cada día su afán”, descubrirlo es la sabiduría del Evangelio, es la obra del Espíritu Santo, que actúa en un presente para realizar un futuro mejor.” 

Un prolongado y fuerte abrazo 

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