8 de julio de 2024

Por los caminos del Evangelio Santa María, Madre de Dios

1° de enero, fiesta de Santa María, Madre de Dios, Día de la Paz. Todo apunta a María, porque ella nos señala a Jesús y nos dice: “tienes un año por delante para seguirlo”. Y la oferta es atractiva, viene acompañada de su presencia maternal todo el año. ¿Qué nos tocará vivir? ¿Qué vendrá, metidos como estamos en una pandemia terca y disolvente? ¿Cómo serán nuestros hijos, tenidos y crecidos en la pandemia? ¿Qué fuerza traerán los agoreros de un final o de un nuevo orden mundial? No lo sé. Hago caso a Jesús, que me dice: “No te inquietes por el mañana, le basta a cada día su afán”, descubrirlo es la sabiduría del Evangelio, es la obra del Espíritu Santo, que actúa en un presente para realizar un futuro mejor. Así lo vivió Jesús, hasta poder decir: “Todo está cumplido”. Pero, luego, se presenta la incertidumbre de un mañana, que tiene que ser construido por nosotros. Dios nos pone en las manos algo, no para que lo conservemos igual, sino para que lo trabajemos; sea vocación, estado de vida, cualidades, tiempo, cargos, misión, etc. Presta atención, así, bendecirás a tus hijos: “El Señor te bendiga y te proteja, haga resplandecer su rostro sobre ti y te conceda tu favor. Que el Señor te mire con benevolencia y te conceda la paz” (Núm 6, 22-27). Para mí, es la bendición más hermosa hecha por Dios mismo, pensando en ti, pensando en mí. Se inicia un nuevo año, que siempre trae sus ilusiones y sorpresas. Piensa en el ya lejano 1 de enero de 2021. ¿Qué fue de propósitos, ilusiones, alegrías, conversiones casi definitivas? ¿Se olvidaron muy pronto? Seguro que algo queda, gracias a tu buena voluntad… Y, por último, quita la erre de armas, amas. Es posible, sería otro mundo, otras familias, otras personas. Parece que nacen con armas: la del egoísmo, envidia, ira, ansias de dominio, mentira, crítica, acaparar lo que sea y, si encuentras oposición, te armas. Es fácil quitar la erre del escrito, pero muy difícil quitarla de la realidad. También, hay alguien que ocupa un lugar especial, san José, hombre sencillo, de paz, vio nacer a Jesús, pilar de mi crecimiento “en estatura, edad, sabiduría y gracia, delante de Dios y de los hombres” (cfr, Lc 2). Hoy, 1° de enero, pueden hacerlo, amar, como gran propósito del año nuevo, por todo el año. Tengo tantas ganas de seguir orando contigo, porque “Soy el mismo ayer, hoy y siempre (cfr. Heb 13,8). Quiero seguir en oración, pero no solo. ¿Me acompañas? María, Madre de Dios, estará con nosotros.

Deja un comentario