8 de julio de 2024

El Credo Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre 

En este último texto del año, con ocasión del tiempo de Adviento y Navidad, concluimos nuestras reflexiones en torno a quién es Jesucristo. Como hemos visto, el Credo ofrece una síntesis de lo que en realidad es un profundo misterio.  

La Navidad nos recuerda que el centro de nuestra fe no es lo que Jesús hizo o enseñó, sino quién es Él. Antes de anunciar el Reino de Dios, realizar milagros, morir en la cruz y resucitar, Jesucristo se manifestó en el mundo como un recién nacido.  Así, pues, ¿quién es este niño, cuya simple presencia en el mundo ha cambiado el destino de la humanidad? ¿Qué es exactamente lo que celebramos en Navidad? 

Podemos empezar reflexionando lo que significa la expresión Navideña de que nos ha nacido el Salvador. El Credo nos dice que Jesucristo es Dios de Dios, Hijo de Dios, de la misma naturaleza del Padre y eterno como Él.  Jesucristo es el Verbo, que procede de Dios Padre; es Dios, que se manifiesta al mundo.  Entonces, si Él es el Salvador, es porque la Salvación consiste en conocer a Dios, entrar en comunión con Él y participar de su divinidad y su infinito amor.  

Jesús es el salvador, puesto que es Dios entregado por amor. La revelación de Dios a la humanidad culmina cuando Dios asume la naturaleza humana—cuando Dios entra en comunión con nosotros. Por eso, el corazón de nuestra fe y del plan salvífico de Dios es que Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre

Además, al manifestarse en el mundo como un bebé, Dios nos muestra que lo que quiere de nosotros, por encima de todo, es que lo amemos. Jesús, como modelo de una humanidad redimida, es Dios, que se entrega para amar y ser amado.  Así nos muestra lo que significa ser plenamente humano: entregarse a los otros por amor. La salvación—el Reino de Dios—es la comunión plena con Dios y con el mundo en el amor, que es capaz de redimir el pecado y superar la muerte.  

Que esta Navidad podamos exclamar con alegría ¡sí creo! 

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