5 de julio de 2024

Dejando Huella, María, Modelo de Fe

Este tiempo de Navidad nos recuerda y nos invita a seguir el ejemplo de la Virgen María, en su fe, escucha, entrega y disponibilidad ante la voluntad de Dios.  

San Juan Pablo II, en uno de sus mensajes, dijo: María, con su maternidad, con el ejemplo de su disponibilidad a las necesidades de los demás, con el testimonio de su dolor, está cercana a las mujeres de nuestro tiempo. Vivió con profundo sentido de responsabilidad el proyecto que Dios quería realizar en Ella para la salvación de toda la humanidad. Con Ella y a través de Ella, había dado comienzo a una nueva creación, a una historia nueva 1 

María vivió una fe plenamente humana y es, por eso mismo, maestra de fe. Nos enseña a estar totalmente abiertos a Dios, es prototipo del compromiso con Dios, para vivir las circunstancias ordinarias a la luz de la fe, aún en los momentos de oscuridad, pues siempre se mantuvo en una actitud de confianza.   

El Papa Francisco se refiere así a María: Su actitud de fe, que consiste en escuchar la Palabra de Dios, para abandonarse a esta Palabra con plena disponibilidad de mente y de corazón. En su «sí» lleno de fe, María no sabe por cuáles caminos deberá aventurarse, pero es consciente que es el Señor quien pide y ella se abandona a su amor. La capacidad de la Madre de Cristo de reconocer el tiempo de Dios ha hecho posible la encarnación del Verbo, gracias precisamente a su «sí» humilde y valiente. María nos enseña a comprender que Jesús pasa por nuestra vida y pide una respuesta rápida y generosa. 

La celebración de la Navidad viene a llamar, nuevamente, al corazón de cada cristiano. Cada uno de nosotros está llamado a responder, como María, con un «sí» personal y sincero, poniéndose plenamente a disposición de Dios. Cuántas veces Jesús pasa por nuestra vida, y cuántas veces no nos damos cuenta, porque estamos tan ocupados en nuestros pensamientos, que no nos damos cuenta de que Él pasa y llama a la puerta de nuestro corazón pidiendo acogida.2  

Mirando a María, pidámosle que nos ayude a vivir de fe y reconocer a Jesús presente en nuestras vidas.  

1. Cf. Vaticano, 8 diciembre 1994 

2. Cf. Diciembre 2014. 

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