5 de julio de 2024

Mirar hacia lo alto

Trabajemos por los tesoros del reino

El hombre, desde tiempos remotos, se ha preguntado muchas cosas, entre ellas ha reflexionado sobre la muerte. Al principio de la humanidad, el hombre pensaba que no había nada, más allá de la muerte. Los cristianos creemos que la muerte es el regreso a la casa del Padre: “De Dios venimos y a Dios hemos de volver”. La muerte, a decir verdad, es el día más importante de nuestra vida, puesto que, es el día de nuestra resurrección. Entendiendo la resurrección como el paso de este mundo al Padre. La resurrección es nuestro regreso a casa.

En este punto nos podemos preguntar, ¿qué hay o qué pasará en la vida eterna?, para lo cual, la Palabra de Dios es contundente: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva. Y oí una voz potente que decía desde el trono: -Ésta es la morada de Dios, que compartirá con los hombres. Pondrá su morada entre ellos. Enjugará las lágrimas de sus ojos, y no habrá ya muerte ni llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo habrá pasado-”. Ap.21,1.3-4. Esta gran promesa de Dios es un ícono bello, por su contenido de la nueva Jerusalén, de nuestro destino eterno.

¿Qué estaremos haciendo junto al Padre por toda la eternidad? ¡Adorándole! La palabra nos recomienda: “No amontonéis tesoros en la tierra. Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay herrumbre que corroa, ni ladrones que roben”. Mt.6,19-20. Y, Santiago nos advierte, “habéis acumulado riquezas en estos días, que son los últimos”. St.5,3b.

¡Cuán necios somos los hombres!, al consumirnos en lo que menos vale: los tesoros de la tierra. Más nos valdría la pena vivir y desgastarnos la vida adorando, alabando y amando a Dios. Porque yo nunca he visto un camión de mudanzas, tras la prosesión del féretro. Nadie se lleva la riqueza terrenal a su destino eterno.

Pidamos a Dios la luz del Espíritu Santo, para vivir inclinados a trabajar por el Reino de Dios; por un lado, alabando y agradeciendo el don de su presencia en nuestras vidas; y por el otro, ganando los tesoros del reino luchando por un mundo más humano y justo, donde todos tengamos oportunidades de trabajo, y más que nada, compartiendo lo nuestro con los que menos tienen. De nada servirá acumular. Pero sí que servirá, para acumular esos tesoros que, sí nos podemos llevar a la vida eterna. Amén

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