5 de julio de 2024

Es momento de ser joven

Ironía y tiranía femenina 

Si, de por sí, el proceso de mi rutina mañanera me cuesta trabajo, ahora, me estaba costando mucho más; mi cerebro, atontado con la información que acababa de leer en un producto… A primera vista, lo que comunicaba podría parecer inofensivo, incluso, de buena fe. Pero, ¿por qué demonios quemar calorías debería de ser una razón para ser feliz? Quemarlas es un proceso natural del cuerpo, no es algo bueno ni malo.  

Después de comentarlo con mis escandalizadas neuronas, llegué a la conclusión de que ese tipo de mensajes son los que nos invitan, a las mujeres, a pensar que quemar calorías es lo mejor que nos puede pasar, porque esto puede llegar a ser sinónimo de bajar de peso, estar flacas y, consecuentemente, ser felices y tener valor.  

Pero abramos los ojos: como sociedad, estamos pagando un precio muy alto. Hemos creado un descontento monstruoso, al grado de que, hoy en día, se considera normal que las mujeres nos decepcionemos con lo que vemos en el espejo.  

Crecemos con la idea de poder lograr lo que queramos, pero nos persiguen los mensajes de que, antes, debemos tener un buen físico. Y lo peor es que lo aceptamos y no lo cambiamos. Recibimos estos irónicos mensajes, sin darnos cuenta de que lo único que hacen es reforzar la tirana idea de que las mujeres tenemos una función solo decorativa. 

No importa de dónde vengas o quién seas, estoy segura de que tú, como yo, sabes lo que es ser tratada como objeto. Que otros se sientan con el derecho a verte y comentar sobre tu aspecto, reduciendo tu valor a lo exterior, sin conocer el interior.  

Imaginemos que estamos en la escuela, haciendo fila por estaturas, de menor a mayor, para entrar al salón. En mi grupo, el amor propio, la espiritualidad, la esencia del alma, la generosidad del corazón y el potencial de la inteligencia se encuentran antes que la belleza física. Y no saco a la belleza física de la fila, merece entrar al salón, porque forma parte de mí, de mi complexión. Pero, para darme cuenta del valor de mi cuerpo, es importante verlo, no solo en función de su aspecto, sino también en función de lo que hace, de lo que me permite explorar, de lo que me ayuda a crear y adónde me deja llegar. 

Ojalá, algún día, los productos de belleza dejen de amargarme mi rutina mañanera y de reforzar esa iniciativa de que el valor y la felicidad de la mujer están en su físico. Usemos esa voz interior, con la que nos destruimos frente al espejo, para deshacer los mensajes que reducen nuestro valor.  

Ahora, no voy a mentir, esa mañana, mientras sostenía este producto, no pude evitar la tentación de reírme, de reírme de lo absurdo que suena que nuestro valor esté en nuestra piel y no en nuestra alma.  “Al reírnos, quemamos calorías y esa es otra razón para sonreír hoy.” ¡Qué manera de empezar el día! 

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