8 de julio de 2024

Dejando huella 

Tiempo para actuar 

A través del libro “Soñemos juntos”, el Papa Francisco expresa los obstáculos y las oportunidades que la crisis por Covid-19 presenta. Mediante este artículo, les comparto fragmentos de las ideas que plasma el Santo Padre en este material. 

En tiempos de crisis y tribulación, cuando nos sacuden de nuestros hábitos, el amor de Dios sale a purificarnos, a recordarnos que somos un pueblo. La cercanía de Dios nos llama a estar unidos. «Tú me has traído amigos que no me conocían», escribe el poeta Rabindranath Tagore. 

En vez de pensar en nosotros mismos como miembros de un solo pueblo, competimos por el dominio y convertimos contraposiciones en contradicciones. La indiferencia, el egoísmo, la cultura del bienestar autocomplaciente y las profundas divisiones dentro de la sociedad, que se desencadenan en la violencia, son todos signos de que el pueblo ha perdido la conciencia de su dignidad.  

El pueblo tiene alma. Esta conciencia no es el resultado de un sistema económico o de una teoría política, sino de una personalidad, que se fue forjando en momentos clave de su historia. Hablar de un pueblo es apelar a la unidad en la diversidad: e pluribus unum. Por ejemplo, las doce tribus de Israel, sin renunciar a los rasgos distintivos de cada una, se unieron en un solo pueblo armonizado en un eje común (Deuteronomio 26, 5).  

Esto no es solo una idea, sino un llamado a cada uno de nosotros, una invitación a salir de mi «lagunita personal» y volcarme al ancho cauce del río de la realidad y del destino del que soy parte.  

Ser cristiano, entonces, es saberse parte de un pueblo, del pueblo de Dios, expresado en diferentes naciones y culturas, regenerando vínculos de confianza y pertenencia. 

Deja un comentario