8 de julio de 2024

San Vicente de Paul

Fue un sacerdote Francés que nació el 24 de abril de 1581, muy cerca de la frontera española.

Miembro de una familia muy modesta, en la que desde muy chico tuvo que empezar a trabajar como pastor de ovejas y cerdos para ayudar a la economía familiar.

Su gran inteligencia fue notada por un benefactor que le ofreció la oportunidad de estudiar, tanto fue así que en 1600, a sólo 19 años de edad, fue ordenado sacerdote, mientras que la licenciatura en teología la obtuvo 4. años más tarde.

Durante un viaje a Narbona, se cree que fue capturado por piratas, vendido  como esclavo y llevado a Túnez.  Consiguió recuperar su libertad y volver a Francia dos años después gracias a su tercer propietario, que poco a poco se había convertido al cristianismo.

En 1612, le fue confiada la parroquia de Clichy, en las afueras de París, donde comenzó su actividad como catequista. Al año siguiente se convirtió en tutor de los niños de los marqueses de Gondi, donde percibió la gran brecha entre ricos y pobres. Esta preocupación fue compartida por la marquesa, que puso a su disposición una gran suma de dinero para establecer una misión de predicación entre los campesinos de sus tierras. Al no encontrar el apoyo de otros sacerdotes que le apoyaran desistió, dejando temporalmente el castillo y se fue a trabajar en una parroquia rural, en donde vio la terrible miseria en que la vivían los campesinos.

Se hizo cargo de una familia enferma que no tenía nada que comer y organizó una cadena de solidaridad entre los feligreses. Pero, se dio cuenta de que una vez que la limosna se hubiera acabado, la familia se hundiría de nuevo en la indigencia. Así fundó la primera célula de la Caridad Vicentina,  a cargo de mujeres llamadas «Siervas de los pobres», que creció exponencialmente.

Al darse cuenta que el amor movía todas las cosas y eligió dedicarse a transmitir a los demás algo de ese amor con el que se sentía profundamente amado por Dios.

Regresó al castillo de Gondi, para ocuparse de los campesinos. Posteriormente, se trasladó a París, donde muchas mujeres nobles deseaban  contribuir económicamente a sus causas, naciendo así las Damas de la Caridad, entre las que se encontraba la futura Reina de Polonia. Abrieron un hospital, pero como no podían hacerse cargo de las ocupaciones más humildes, Vicente fundó la Congregación de las Hijas de la Caridad, «hermanas», que vivirían junto a ellos y los atenderían diariamente. Por primera vez las mujeres consagradas también participarían en el apostolado activo. Aún hoy las Hijas de la Caridad son la familia religiosa femenina más grande de la Iglesia.

En 1618, empezó a predicar la Palabra de Dios en los pueblos y muchos sacerdotes se unieron a él. Así, nació una nueva comunidad que gozaba del apoyo económico de la familia Gondi; entre las reglas estaban vivir juntos, de renunciar a los oficios eclesiásticos, ocuparse de la asistencia espiritual de los prisioneros y de la enseñanza del catecismo: La Congregación de la Misión, más tarde llamada la Congregación de los Lazaristas.

Se dio cuenta de que la ignorancia de los campesinos también se asociaba, a menudo, a una mala preparación de los sacerdotes que se ocupaban de ellos, por lo que promovió ejercicios espirituales y propició encuentros en los que los sacerdotes relataban sus experiencias de apostolado activo y se motivaban mutuamente para ser fieles a su vocación a la santidad.

Murió en París el 27 de septiembre de 1660, a la edad de 79 años. La gran obra que nos dejó fue el ejemplo de caridad, un amor universal y abierto que no pone barreras ni distinciones entre lo que se ofrece a Dios y lo que se ofrece al prójimo; una espiritualidad, la vicentina,basada en el descubrimiento de Cristo y de los pobres; la importancia de la oración y de la acción, un compromiso que está en el mundo y para el mundo: la evangelización y la promoción humana.

San Vicente de Paul fue canonizado por Clemente XII en 1737, mientras que en 1885 el Papa León XIII lo proclamó patrón de todas las Asociaciones de Caridad Católica.

Que el amor que San Vicente de Paul tuvo a todo su projimo sin ninguna distinción, nos ilumine y motive para escuchar, acompañar y ayudar a nuestro projimo diariamente.

                 “Ámense los unos a los otros como yo los he amado”

                                                                                                           Jn 15,12-27

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