3 de julio de 2024

Todo es de todos

Departiendo animadamente, una noche, con unos amigos, me vinieron al corazón rostros y ecos importantes. Nuestro país y nuestro planeta padecen severamente las consecuencias del egoísmo, del imperio del ego, que hemos confundido con nuestro auténtico yo. 

 
El ego nos hace creer que nuestra individualidad se pone en riesgo, ante la comunión. Que, para estar «bien», necesitamos conseguir o retener bienes, que nos den placer corporal o psíquico. Nos creemos que somos ese ego voraz e insaciable de estímulos, logros, metas, poder, éxito. Nos divide y aleja de los demás y de lo demás, la competitividad, la exclusión, el sinsentido y todas las diferentes formas de violencia, cuya consecuencia es la muerte… Hace que nuestra motivación central sea en primera persona del singular (mi, mío, mis, a mí, yo, para mí…). 

 
Sin embargo, la gente está despertando: somos individualidad, pero, también, colectividad. En este planeta, todo es de todos y solo nos salvará el amor: dejar el ego y volver a ser quienes somos en verdad, buscar el bien común, cultivar el espíritu y vivir más desde él y menos desde la compulsiva búsqueda de estímulos pasajeros, que no nos dan la paz que necesitamos. 

 
Cuidemos la higiene psico-espiritual. ¡Si viviéramos parte de los mensajes y reflexiones que recibimos y compartimos mediante la red!. Practiquemos momentos de silencio, respiremos, comuniquémonos, hablar en primera persona del plural; sintamos más ternura y compasión, siendo empáticos en cada relación. Aprendamos a meditar, orar, dar, compartir, sonreír, cuidar, comunidad, a ser fraterno y solidarios, ¡seamos misericordiosos!. Seamos a imagen y semejanza divina. 

 
Aprendendamos a vivir en el presente, a aceptar, con paz, lo que venga, a ser creativos; recordemos el pasado, soltar libres melancolía o resentimiento; agradecer y aprender. Prever el futuro, soltar las expectativas. Vivir culpando menos, asumiendo nuestra responsabilidad, expresar lo que sentimos, pedir lo que necesitamos, ayudarnos mutuamente, vivir sin sentirnos víctimas.  

 
Tengamos sueños, en los que quepa la humanidad entera. Cuidemos la vida y la de toda criatura, Hay mucho por hacer, muchos rostros que consolar y sanar, muchos corazones que despertar y liberar, mucha corruptela y egoísmo que extirpar, mucho pecado, mucha división, demasiada violencia en nuestro planeta, de la que necesitamos liberarnos. 

¡Manos a la obra! 

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