5 de julio de 2024

Recomendaciones para nutrir a la persona con enfermedad hepática.

Salud y bienestar

El hígado es el órgano de mayor tamaño del cuerpo. Tiene un papel muy importante en el metabolismo, en la regulación de los nutrientes y de las toxinas.  Cuando, por algún motivo, virus, consumo de medicamentos, consumo de alcohol, drogas, accidente, entre otros, sucede un proceso que causa la enfermedad del hígado, hepatitis (inflamación del hígado), el estado de nutrición del individuo se ve afectado.  La hepatitis mal cuidada, mal atendida o mal diagnosticada y tratada, puede progresar hacia la etapa terminal de cirrosis hepática (endurecimiento y muerte del tejido hepático), causando el mal funcionamiento de la mayoría de los órganos del cuerpo, entre ellos: cerebro, riñones, pulmones, aparato digestivo, etc. 

Algunos signos de la enfermedad hepática, que se presentan con frecuencia, son: ojos y piel amarillenta, abdomen inflamado o globoso (ascitis), hinchazón de piernas y manos, cambio de color en heces fecales y en orina. 

Algunas recomendaciones, para la sana alimentación de personas con enfermedad hepática, para prevenir el progreso de la enfermedad hacia una etapa final de cirrosis hepática, son: 

  • Vigilar el consumo de proteínas, ya que ayudan en la reparación de los tejidos corporales, como las células hepáticas, entre otras. En individuos con hígados muy deteriorados, las proteínas no se procesan adecuadamente y los desechos tóxicos se acumulan en el cuerpo, afectando al cerebro (encefalopatía hepática), por lo que es recomendable reducir la cantidad de proteína animal que se consume a solamente la necesaria. De acuerdo con el médico y con el nutriólogo, los aminoácidos de cadena ramificada BCAA se pueden suministrar por vía oral, en presencia de encefalopatía hepática, para completar las necesidades de proteína del cuerpo, en una razón de 0.25g/kg peso/día. 
  • Evitar, por completo, el consumo de bebidas alcohólicas. 
  • Dieta baja en sodio (2000 mg por día), para individuos con ascitis. Esto ayudará a prevenir la hinchazón y la retención de líquidos. 
  • Consumo apropiado de verduras y frutas frescas, cereales, tubérculos y leguminosas, para un adecuado aporte de glucosa y de 3 a 6 tiempos de comida al día, para evitar el ayuno prolongado y los picos de glucosa. 
  • Tomar, únicamente, las vitaminas y los minerales indicados por el médico o por el nutriólogo, de acuerdo con la evidencia (estudios de laboratorio), para prevenir una deficiencia de estos. 
  • Dieta baja en carnes, leche entera, quesos maduros, con un adecuado consumo de ácidos grasos omega 3 y 6 (aceite de oliva, aguacate). 
  • Los líquidos deberán ser calculados, en cada caso, para evitar la retención de estos en abdomen, piernas y manos. 
  • Consumir los medicamentos indicados por el médico, bajo estricta vigilancia médica y pruebas de función hepática. 
  • La nutrición enteral y parenteral (por sonda) están indicadas en los casos en los que el individuo presenta cirrosis y ya no puede completar sus requerimientos nutricionales por vía oral. 

Fuente: Academy of Nutrition and Dietetics, Nutrition Care Manual, 2022. 

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