8 de julio de 2024

Cuando sacas lo mejor de ti, produces perlas de amor

Respuestas de amor a Dios 

Tú, ¿qué liberas cuando te hieren? ¿Cómo reaccionamos ante el dolor? ¿Qué producimos los humanos, cuando no nos salen las cosas como planeábamos? 

Podemos responder de diferentes maneras. A veces, nuestra vida es un árbol retorcido, doblado y congelado; a veces, cubierto de flores y de hojas verdes y promesas; en otras ocasiones, cargado de flores de aroma dulce y frutas. No se puede juzgar la vida por un solo momento. Todos pasamos, simbólicamente, por todas las estaciones del año de manera cíclica; podemos haber pasado por inviernos, pero toda vida humana, también, tiene etapas que semejan la primavera y hermosos veranos y otoños. 

No juzgues tu vida por una sola estación, por más difícil que pueda haber sido. Lo que se requiere es perseverancia, para ir saliendo adelante y para ir mirando como Dios mira. Y, por lo contrario, la dureza de corazón y la rudeza en el trato con los demás solamente producen frutos de egoísmo, que no tienen nada que aportar. 

Sin embargo, lo que es cierto es que el ser humano tiene la gran capacidad de amar. Y esta capacidad nos hace semejantes a nuestro Creador, como dice el Génesis (1, 26-27), lo que realmente nos ayuda a sacar lo mejor de nosotros mismos. 

Basta un ejemplo de la naturaleza misma, para ilustrar cómo, ante las heridas, podemos producir perlas de amor. ¿Sabes cómo produce la naturaleza las perlas? En ocasiones, las ostras reciben cuerpos extraños, que se introducen a su interior, y lo aíslan, cubriéndolo con secreciones, que se vuelven duras y brillantes, que nosotros conocemos y apreciamos como perlas. 

Este ejemplo de la naturaleza nos puede ayudar a hacer una analogía con el amor verdadero, que, ante las heridas del dolor, el sufrimiento, el engaño y la enfermedad, frente a toda ausencia de bien, hace nuevas y bellas todas las cosas, como Cristo, el Maestro (Ap. 21, 5). 

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