19 de abril de 2025

Ofréceme y ofrécete

El mañana

Aún no termina el hoy y ya estamos pensando en el mañana, ¿Qué vamos a hacer? ¿En qué lo vamos a ocupar? Andamos corriendo detrás del tiempo. Planear la jornada está bien; sin embargo, a veces nos obsesiona el control que queremos tener sobre el día y, cuando lo planeado se altera, nos enojamos y, a veces, hasta nos frustramos. 

Damos por sentado que el mañana, con toda seguridad, llegará, que nos pertenece y que lo que suceda depende únicamente de nosotros. Jesús le decía a Conchita «Quiero que ya no pongas resistencia a lo que yo quiero y que cese esa agitación en tu corazón; que no pienses y le des vuelta al día de mañana, que no sabes si te pertenecerá; tranquila, confiada, mía enteramente… que no seas curiosa, queriendo penetrar mis designios. 

Es estimulante tener un plan de vida, que nos brinde esperanza, alegría y estabilidad, pero es importante dejar libre al Espíritu Santo para hacer y deshacer en él, entregárselo, confiando en que la voluntad de Dios es el único plan perfecto y el que más nos conviene. 

Lo único seguro, que podemos tener hasta el final de nuestra vida, si así lo pedimos, es la presencia del Hijo eterno de Dios con nosotros, tal como nos lo prometió y como se lo decía a Conchita: “También te turba el pensar si te hablaré mañana, si dejaré de hablarte, qué harás, qué no harás. Mira, déjate en mis brazos, arrójate a ellos completamente; date por fin toda a Mí, para que tengas paz”

Que bendición es ir a dormir, sabiendo que la Vigen María nunca nos desampara. Con la fe en que nuestro Padre bueno, si así es su designio, nos concederá ver de nuevo la luz del día; pero que, si el mañana no llega, como dice el canto que aqui les comparto, podamos, con paz, declarar que nuestra vida “ha sido todo regalo caudal de gracias y amor”. 

PARA FACEBOOK: El ayer, el hoy y el mañana le pertenecen al Señor, vivámoslos con alegría, amor y gratitud. 

Deja un comentario