8 de julio de 2024

¿Qué es la gota y como prevenirla?

MNA. Gladys María Bilbao y Morcelle 

Maestra en Nutriología Aplicada 

La gota es un tipo de artritis, muy dolorosa, que produce hinchazón, calor y enrojecimiento en las articulaciones.  Las personas que presentan más probabilidades de padecer un ataque de gota son del sexo masculino, con antecedentes familiares de gota, que presenten exceso de peso, que acostumbren consumir bebidas alcohólicas y que tengan un consumo elevado de alimentos ricos en purinas.   

La gota sucede cuando se acumula el ácido úrico en la sangre, se forman cristales alrededor de la articulación, afectando así su movilidad y produciendo un gran dolor.  El ácido úrico se forma por la descomposición de las purinas (sustancia que se encuentra en los tejidos del cuerpo, en algunos alimentos y bebidas). Normalmente, el ácido úrico se disuelve en la sangre, pasa por los riñones y sale del cuerpo a través de la orina. 

Por lo general, el dedo gordo del pie es el primer sitio dónde se manifiesta la gota. También se puede presentar en los tobillos, talones, rodillas, dedos y codos. Al paso del tiempo, los ataques de gota duran más tiempo y son más frecuentes, si no se toman las medidas preventivas apropiadas. 

La dieta (evitando o disminuyendo el consumo de alimentos ricos en purinas), la hidratación, el control del peso corporal y la actividad física moderada ayudan a prevenir la aparición de los ataques dolorosos y recurrentes de la gota. Existen, también, medicamentos que ayudan a disminuir los niveles de ácido úrico en sangre y controlar así esta enfermedad. Para esto, es necesario consultar con el Médico Internista. 

Algunas recomendaciones dietéticas para prevenir los ataques de gota: 

  • Disminuir o evitar el consumo de cerveza y licores destilados, limitar el consumo de vino a 2 copas, para los hombres, y 1 copa, para las mujeres. 
  • Consumir verdura y fruta fresca de la estación, evitar el consumo de jugos y bebidas con jarabe de maíz alto en fructuosa. 
  • Mantener un consumo de agua apropiado a las necesidades de cada individuo, entre 1.8 y 2.5 litros por día. 
  • Disminuir el consumo de grasas saturadas (presentes en la carne con grasa visible, hígado, riñón, mollejas, piel de pollo, coco y productos lácteos enteros), evitar las sardinas, anchoas, moluscos y atún por su elevado contenido de purinas. 
  • Preferir cortes magros y de tamaño moderado, de carne de res, pollo sin piel, pescado blanco, lácteos descremados y lentejas como fuente de proteína. 
  • Limitar los consomés y caldos de res, cordero, pollo, barbacoa y frijoles negros. 
  • Evitar la fritura, capeado o empanizado de los alimentos. 

Fuente: NIH, Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas. 

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