5 de julio de 2024

¿Cómo se vive la Cadena de Amor?

En mi artículo del mes pasado, hice referencia a la Cadena de Amor que el Señor pidiera a Conchita Cabrera de Armida, fundadora de las Obras de la Cruz, que llevara a cabo, con la intención de ofrecer cada hora de su vida, su entrega total al Padre, por manos de María, por la salvación de las almas, en especial, de las de los sacerdotes. Ahora bien, ¿podemos nosotros, hoy en día, vivir esta cadena?   

La Cadena de Amor es para todos los que deseamos seguir a Jesús. Para vivirla, todo debe reducirse a la vivencia de los dos mandamientos que resumen la ley Cristiana, el amor a Dios y el amor al prójimo. ¿Cómo lograrlo? Desde la vivencia de las virtudes.  

En la Espiritualidad de la Cruz, así como en la vida de Conchita, las virtudes cobran gran importancia en el ejercicio continuo de su vivencia. Sin embargo, ¿qué crees? Las virtudes no se pueden adquirir por voluntad propia, sino que son frutos que regala el Espíritu Santo a quienes siguen a Jesús. Pero el ejercicio de las virtudes sí depende de nosotros, del esfuerzo y el compromiso con el que vivamos en el día a día.  

Según el P. Carlos Vera (2019), una virtud es “el ejercicio de un hábito operativo bueno” y la caridad es la síntesis que incluye a todas las virtudes. Las virtudes demandan que tengamos una autorregulación, un autocontrol en nuestras vidas, que constantemente hagamos oración y discernimiento, para adaptar nuestra existencia a las nuevas circunstancias acorde a la voluntad divina, como lo resume Eermanno Ancilli: “en el armonioso desarrollo de la persona hacia Dios”. 

Como sabemos, existen las virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. Y las virtudes morales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. No obstante, las virtudes a las que se refiere la Cadena de Amor son aquellas que le dictó el Señor a Conchita, en su tratado “De las virtudes y los vicios”. Dichas virtudes son las que el Espíritu Santo regala a los creyentes, para que puedan obrar con prontitud, de acuerdo con la inspiración divina.  

¿Te gustaría vivir esta Cadena de Amor? Seguiremos platicando sobre ella en los siguientes artículos. Por lo pronto, reflexionemos ¿qué tanto encuentro la presencia de las virtudes en mi experiencia diaria?  

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