5 de julio de 2024

Nuestro talón de Aquiles

Nunca fui fan de las temporadas de la serie “The Crown”, pero la historia de Margaret Thatcher y Lady Di parecía ser algo que no me podía perder, así que decidí ver los primeros capítulos de esta serie. La narración y la producción, impresionantes, pero hubo algo dentro de la historia que no puede pasar por alto.  

Podemos ver a la reina Isabel, a Margaret Thatcher, a Lady Di y a la princesa Margarita conviviendo en su día a día. Fueron y son personas que tuvieron una cantidad enorme de poder y demostraron que las mujeres son capaces de trabajar y hacer historia. Sin embargo, algo que me impactó enormemente fue lo que yo llamaría nuestro talón de Aquiles. 

Siempre he pensado que la mejor manera para despreciar a una persona es comparándola. Vivimos en un mundo donde las mujeres luchamos todos los días por adquirir igualdad y ser valoradas, pero nunca podremos alcanzar esta meta, si seguimos considerándonos rivales entre nosotras.  

Las mujeres que son retratadas en “The Crown” son ejemplos admirables de valentía, perseverancia, disciplina; pero es triste ver cómo, a pesar de tener todo en sus manos para impulsarse y apoyarse entre ellas, se envidiaban. Cuando una lograba algo, las otras se sentían amenazadas. Cuando una se equivocaba, las demás la criticaban.  

Khalil Gibrán dijo una vez que “el silencio del envidioso está lleno de ruidos.” En el caso de las mujeres, ese ruido es lo que nos han enseñado. Si la otra brilla, tu luz ya no será vista. Entre nosotras, siempre habrá competencia y la única manera de llegar hasta arriba será haciéndolo a costa de las demás y callando los logros de las otras.  

Esta lógica carece de sentido, nos aplasta la autoestima y nos hace sentirnos inferiores ante la luz de las demás. ¿Cómo queremos llegar a la cima, si entre nosotras mismas nos tiramos de las escaleras? ¿Cómo queremos trascender, si, al voltear a ver el logro de otra mujer, la envidiamos en vez de admirarla y usar su ejemplo como motivo de superación? ¿Cómo queremos volar, si nos olvidamos de valorar nuestras propias alas al solo desear las de las demás? 

Margaret Thatcher logró ser la primera mujer que ocupó el cargo de primer ministro, en Inglaterra. Lady Di demostró que la vulnerabilidad te hace más fuerte y que no todo lo que brilla es oro. La reina Isabel enseñó al mundo que liderazgo es escuchar y nunca dejar de aprender  

Todas fueron mujeres que cambiaron un capítulo de la historia, pero lo cierto es que, si hubieran dejado la envida de lado, podrían haber cambiado el libro completo.  Podemos hacer un cambio, pero debemos vencer nuestro talón de Aquiles. Está en nosotras deshacernos de la envidia y demostrar que no somos rivales, sino cómplices. 

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