8 de julio de 2024

Misiones 2022 Santa Cruz del Pedregal en Tlalmimilulpan

Fijos los ojos en Jesús que organiza esta carrera de la fe y la premia al final 

HEB 12:2 

Por mucho tiempo tuve el sueño de ir de misiones, este año Dios me lo cumplió de la forma más increíble.  

Dios me enseñó, en estos meses de planeación y durante la semana de misiones, a confiar en Él, a soltar las cosas y situaciones, me enseñó a quitar todas las expectativas y poner todo en sus manos y definitivamente cuando uno hace eso no hay forma de salir defraudado. 

Todo lo que aprendí y viví esta semana de misiones se queda en mi corazón, crecí en fe y confianza pude ver y agradecer cuan afortunada soy en todos los sentidos gracias a Él.  

Dios es fiel y siempre, SIEMPRE cumple sus promesas que para mis son los sueños que él pone en nuestro corazón.  

Natalia Páyan, 29 años 

En lo personal estas misiones fueron duras para mí, tuve muchas experiencias que se acumulaban en el corazón, las cuales me sacaron de mi zona de confort. Descubrí que misiones es un tiempo en el que Jesús te pide que confíes en Él y que deposites todo lo que eres en sus manos. Me di cuenta de cómo Dios, poco a poco, va actuando en uno y nos saca de nuestras falsas seguridades para que Él sea nuestra única seguridad. Fue un tiempo de desprendimiento, de dolor al ver algunas escenas, sentir impotencia ante ciertas situaciones, escenas que queramos o no, son propias de la vida. Sin embargo, hay momentos de tal alegría y conmoción que te hacen desear aún más el cielo; cuando la gente con caridad te recibe y te da de lo poco que tiene, te hace ver que hay gente que deja entrar a Dios en sus vidas de una forma sencilla y sin temor. Una experiencia personal que me conmovió fue el lavatorio de pies, donde Dios nos recuerda que no venimos a ser servidos si no a servir. Si algo aprendí de la comunidad de San Pedro de Tlalmimilulpan es que hay que servir con caridad, de forma desprendida y confiar, confiar y confiar que Dios no nos deja solos.  

Rodrigo Alcántara Vargas, 21 Años 

Para mí, estas misiones fueron muy especiales ya que fueron las primeras a las que fui. Yo tenía una idea muy clara de cómo quería que fueran, sin embargo, Dios tenía otros planes. Lo que más me movió fue ver lo agradecida que estaba la gente y la gran fe que tenían a pesar de lo poco y escaso que es todo allá. Fue una semana en la que pude ver a Dios en todo y en todos. Estoy segura de que la voy a recordar como uno de los mejores momentos de mi vida, gracias a todas las personas que lo hicieron posible 

Amaya Delgado, 16 Años 

La iglesia católica crece con la evangelización constante, las misiones son la mejor herramienta para acercar a los fieles a su dogma. 

He misionado 18 veces y sigo creyendo que en todas aprendes algo diferente, algo único, algo que no se puede explicar con palabras y solo se ve reflejado espiritualmente dentro de ti. Cómo le explicas a fieles que viven en zonas de alto crecimiento económico y que asisten a misa todos los domingos que los seguidores más fieles se encuentran en las zonas marginadas, que están dispuestos a sacrificar su despensa de un mes para que un equipo entero de misioneros pueda recibir tres comidas al día. ¿Cómo le explicas a la gente que niños menores de 13 años quieran ser sacerdotes, misioneros o religiosas cuando sean grandes solo por el hecho de que estuviste trabajando y conviviendo con ellos una semana?  

Las misiones son el medio perfecto para que un católico con dudas sobre su fé se convierta de nuevo, para que puedan ver que Dios se encuentra en cualquier lugar remoto de la tierra y sobre todo para que vean que con tan poco se puede tener una espiritualidad muy grande. 

Juan Carlos Escalante, 26 Años 

Para mí ir de misiones es compartir un poco de mí, entregarme una semana a personas que no conozco para formar un equipo, conocer una comunidad nueva y diferentes formas de vida. Creo que, en una misión, aprendes mucho más de lo que tú puedes dar, la forma en la que a veces la ciudad y el ruido constante nos abruma no nos hace disfrutar de las pequeñas cosas que tenemos y que muchas veces no valoramos y, en este espacio, podemos regresar a nosotros, a conectar con Dios y recordar todo lo bueno que tenemos, desde la naturaleza, los paisajes, la lluvia, la comida, el agua, hasta nuestras familias, nuestros trabajos y nuestra casa, ser agradecidos. Pero más importante que esto, creo que ser misionero es un estilo de vida, podemos ser mensajeros de Dios diario, a donde quiera que vayamos y no solo en esta semana, sino todos los días. ¿Le das la mano al de al lado cuando ves que lo necesita? ¿Por qué no donar tu ropa que ya no usas?¿O regalar pequeños lonches en los semáforos a las personas que ves que tiene hambre? Te comparto algunas de las pequeñas acciones que yo hago y me gustaría invitar a quien me lea a que, cuando tenga oportunidades de ayudar, de compartir, de hacer sonreír a alguien, no las desaproveche.  Te quiero invitar a ser una mejor persona, mejor católico, mejor hija, mejor amigo, mejor prima, mejor jefe, mejor hermana, mejor sobrino, mejor nieta, mejor tío… A ser un mejor ser humano siempre. 

Aidé Smithers, 27 años 

Me gustó mucho ir a predicar la palabra del señor, la comunidad nos recibió con mucho amor y alegría. Estás misiones me dejan mucho aprendizaje y felicidad.  

Anuar Obeid, 18 Años 

Fijos los ojos en Jesús que organiza esta carrera de la fe y la premia al final 

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