5 de julio de 2024

Aprendiendo MAÑÚ MAÑÚ: un proyecto de suma de voluntades.

Tenemos ya casi dos años llevando a cabo este proyecto de apoyo escolar, de 1º de primaria a bachilleres, en Xochitepec, montaña alta de Guerrero, con una comunidad me´phaa.  

Este es el círculo para un buen proyecto social: debe de haber una necesidad concreta, alguien generoso y alguien agradecido. ¿Pero quiénes conformamos este proyecto?  

Principalmente, está la comunidad de Xochitepec quien, viendo la necesidad de que sus niños tuvieran clases, nos pidieron ayuda; se organizaron nombrando a un coordinador, que es el corazón de este proyecto, que se llama Víctor Esteban. Él es el encargado de abrir y cerrar nuestro salón, recibir a los niños, traducir en caso necesario, porporcionar material y acompañar a los niños durante la sesión de clase por videollamada. 

Además, un equipo de 30 voluntarios que preparan sus sesiones de clase en grupo impartiéndolas dos veces a la semana. Ellos, también, son parte central de este proyecto, porque imprimen generosamente el corazón en cada una de las sesiones.  

Existe una coordinación voluntaria, en CDMX, que se encarga de realizar la logística, siendo el contacto con la comunidad, con los donadores y voluntarios ayudando a que el proyecto pueda ser implementado. 

Están los donadores, parte muy importante en este círculo. Los proyectos cuestan y, sin ellos, no podríamos llevarlos a cabo. Tenemos a muchos que creyeron en nosotros desde el principio y, con ellos, echamos a andar este proyecto; y otros más se han sumado, a lo largo de estos casi dos años.  

Agradecemos a quienes, anónimamente, nos han apoyado, a los niños del catecismo del Buen Pastor de la Parroquia de la Santa Cruz, así como a los catecismos parroquiales.  

Ha sido muy satisfactorio recibir la retroalimentación de la comunidad, de los donadores y de los voluntarios, porque, así, nos podemos detener para rediseñar y mejorar el proyecto. Vamos caminando, como dicen en Xochi: mañú mañú (paso a pasito). 

Cerrando el círculo, agradecemos lo que vamos viviendo, la suma de voluntades que hacen posible que el derecho a la educación sea realidad, en la montaña alta de Guerrero.  Agradecemos las epistemologías y sesiones compartidas, las buenas tortillas y el paisaje, cuando hemos estado allá, la preparación de clases, la relación con los niños y sus familias, el diálogo y el poder rendir cuentas para seguir repasando juntos este proyecto. Entendemos que vamos haciendo vínculos con los otros, sobre todo, con los más marginados. 

NUMA WEÑU (Muchas gracias). 

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