Podríamos afirmar que la Última Cena fue la primera Misa, anticipación del cruento sacrificio de Cristo en la cruz. El Señor consagró a los comensales, hizo sacerdotes a sus apóstoles, les dio el mandato y los revistió de ese poder.
La cena judía tenía una serie de pasos, que Jesús siguió. En el tercer cáliz, hizo la consagración del pan y vino y dijo que esa era la Nueva y Eterna Alianza. Hay una cuarta copa que no aparece, es la copa de comunión. Durante la crucifixión, le ofrecen vinagre, para aliviar un poco el dolor. Lo prueba, pero no lo toma. La cena Pascual se extiende hasta que, antes de expirar, dice “Todo está cumplido”.
La Misa es un don para la Iglesia, Don infinito de Jesús, las puertas del cielo son abiertas por la fuerza del Cordero de Dios, somos testigos de Su amor. Hemos de enamorarnos de Jesús en la Eucaristía, hablarle, adorarlo en el santísimo sacramento del altar, que sea para nosotros una experiencia de Dios.
En la consagración, el pan ya no es más pan y el vino ya no es más vino: se hace presente Jesucristo en toda su humanidad y en toda su divinidad, todos estamos unidos al mundo entero. Allí está la sangre derramada por nosotros.
San Pedro Julián Eymard (1811-1868) decía: Si pudiéramos ver en toda su realidad el misterio del altar, después de la consagración, veríamos a Jesús en la cruz, ofreciendo al Padre sus llagas, su sangre, su muerte para nuestra salvación y la del mundo entero. Veríamos postrarse a los ángeles alrededor del altar, asombrados por ese amor de Dios. Oiríamos, al Padre del cielo, decir, como en el Tabor: “Este es mi Hijo, muy amado, en quien tengo puestas todas mis complacencias. Adorarlo y servirlo con todo el corazón”.
San Francisco de Asís señalaba: “El hombre debería temblar, el mundo debería vibrar, el cielo entero debería conmoverse profundamente, cuando el Hijo de Dios aparece sobre el altar, en las manos del sacerdote”.
El Jueves Santo recordamos la institución de la Eucaristía, un misterio que nos deja sin aliento. En la elevación, comprendemos que es Él quien nos sostiene.
¿Qué es la Santa Misa? La renovación del Sacrificio de Cristo en la Cruz.
Fuente: Ideas de conferencia de Justo Lofeudo.