Estamos viviendo tiempos de renovación y reestructuración en todo el mundo. Tras dos años de pandemia hemos revalorado la vida, la salud, la felicidad y las relaciones humanas. Entramos, sin querer, en una nueva realidad donde el mundo está más comunicado que nunca y al mismo tiempo nos hemos sentido muy solos, algunos hasta se han sentido abandonados.

Los Misioneros del Espíritu Santo y los laicos que participamos en la parroquia hemos entrado también en un proceso de renovación, lo cual es ideal en estos tiempos de cuaresma, pues la cuaresma nos invita a adentrarnos, observarnos y ajustar la dirección. Y nos dimos cuenta de que, en algún momento, le perdimos la pista a quienes más abandonados se han sentido durante la pandemia, los jóvenes.

“De una muestra de 123 mil personas adolescentes y jóvenes mexicanos de entre 15 y 24 años de edad, 7 de cada 10 experimentaron síntomas depresivos, mientras que 62% declararon tener algún tipo de ansiedad.” (Imjuve, 2021)

Así pues, iniciamos la búsqueda de un nuevo proyecto parroquial, en el que los jóvenes puedan sentirse escuchados e integrados en nuestra parroquia. Pero… ¿qué puede ofrecer la iglesia a los jóvenes? La única manera de conocer esta respuesta es acercándonos a ellos y escuchándolos.

Por lo que el pasado domingo 20 de febrero, el párroco P. Giancarlo Tomao, M.Sp.S. y un grupo laicos que apoyamos en la parroquia en diversos proyectos, invitamos a algunos jóvenes cercanos para hacer una lluvia de ideas de lo que buscan en la iglesia para poder vivir su fe, cómo se relacionan con Dios y qué los inquieta en la realidad de hoy.

Nos encontramos con propuestas muy innovadoras. Una de las necesidades más marcadas hoy en día para los jóvenes, y supongo que también de los no tan jóvenes, es el abrir espacios de convivencia y discusión. Los jóvenes quisieran aprender el punto de vista de nuestra fe católica y así poder opinar sobre los temas tan controversiales que encontramos día a día en nuestras redes sociales. Así mismo, hay un enorme interés por realizar proyectos de servicio social en los que se pueda vivir a carne propia las enseñanzas de Jesús.

Estas propuestas y otros muchos comentarios que surgieron en la reunión,han abierto nuestros ojos y nos ayudarán a que en estos tiempos de cuaresma pongamos en nuestros corazones y mentes en el sentir de los jóvenes. Así juntos podremos construir una nueva iglesia que atienda a las necesidades de las nuevas generaciones.

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