3 de julio de 2024

Lo que es mío será.

La voluntad de Dios siempre se cumple. Podrán pasar muchos años y, en un instante, su designio se hace realidad; sin embargo, el tiempo de espera es difícil. Recurrentemente, caemos en desesperación y desesperanza.

Nuestra humanidad, en su afán de comprender y controlar todo, nos lleva a que, cuando no entendemos lo que está sucediendo, nos empeñamos en que las cosas se den de acuerdo con nuestra inteligencia y, entonces, le vamos sugiriendo a Dios opciones, cuando Él es el autor del plan perfecto y solo Él lo ve de principio a fin.

A nosotros, lo que nos toca, es lo que le decía Jesús a la beata Conchita Cabrera, “Tu serás el conducto por donde cruce mi voluntad” y, a pesar de que las cosas se complicaban, le reiteraba “Fe, confianza; Fe, confianza – Yo no los abandonaré”

Esto es lo que el Señor pide de nosotros, creer y creerle, como dice el canto adjunto: ponernos es sus manos, sin limitación ni medida, con una confianza infinita, porque Él es nuestro Padre. Entre más dificultades se atravesaban, para que las Obras de la Cruz arrancarán, Jesús le decía a Conchita “Lo que es mío, será … se realizará infaliblemente. No temas”

Por supuesto que también pasa que dudamos de que lo que Dios está permitiendo pase en nuestras vidas sea lo mejor, sin detenernos a reflexionar que las situaciones que se dan son resultado de nuestras decisiones; pero, aún así, podemos confiar nuestra alma a nuestro Padre bueno, Él jamás permitirá que nos perdamos.

Así como Conchita le escribía al padre Félix: “Pida que la voluntad de Dios entendamos y fielmente la cumplamos”, pidamos al Espíritu Santo nos conceda amar y cumplir fielmente la voluntad de Dios y que María Santísima, la “esclava del Señor”, nos ayude a responder, siempre, “hágase, en mí, según Tu palabra”.

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