8 de julio de 2024

Los tres árboles

Estimado lector o lectora, empezamos el año 2022 con la Epifanía, la visita de los Reyes Magos de oriente al pesebre del niño Jesús. Eso me hizo recordar un viejo cuento que, alguna vez, leí en internet y que narro a continuación: Érase una vez, hace mucho tiempo, en un bosque muy lejano, que vivían tres arbolitos. Crecían juntos y se platicaban sus sueños y anhelos, para cuando les llegara el momento de ser talados por los leñadores.

El primero de ellos soñaba con que su madera fuera el piso de un gran castillo, donde las personas de la familia real lo pisaran. El segundo deseaba que su madera se convirtiera en el trono de un gran monarca, para que, sentado en él, tomara las mejores decisiones. El tercero deseaba que su madera fuera utilizada como combustible, para la chimenea de la corte real de un gran príncipe y calentar las frías noches de invierno.

Pasó el tiempo y se llegó el momento de la tala, los leñadores cortaron los árboles dándoles diferentes destinos. La madera del primer árbol fue cortada en pequeños trozos y se le abandonó, apilada en el campo, en medio de la nada. El segundo árbol fue cortado en pequeños pedazos, que se acomodaron amontonados en un viejo establo. El tercer árbol no tuvo mejor suerte, su madera fue cortada y colocada sobre un pequeño carro tirado por una mula y un buey.

Sin embargo, los tiempos de Dios son perfectos y no debemos desistir en nuestros deseos y anhelos pues, poco tiempo después, la madera del primer árbol fue utilizada para construir la tarima en un viejo establo. La madera del segundo árbol se usó para hacer la cuna de un niño recién nacido y la madera del tercer árbol fue quemada en una pequeña fogata para calentar un viejo pesebre. Y fue así como los tres árboles volvieron a reunirse, en ese lugar. Escucharon las voces de los pastores, que llegaban al lugar para adorar al recién nacido, diciendo que ese bebé se convertiría en el Rey de Reyes. Así, el primer árbol fue el piso que sostuvo a la Sagrada Familia, el segundo árbol acunó como trono a Jesús al nacer y el tercer árbol calentó aquella noche a José, María y a Jesús, cumpliéndose así los sueños de los tres arbolitos. 

Por tanto, no desistas jamás, Dios tiene un plan perfecto para ti. No dejes de escuchar sus designios y decirle que sí. Sólo así, dejarás que obre nuestro Señor en tu vida.

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