5 de julio de 2024

Espíritu Santo, Señor y dador de vida

Creer en el Espíritu Santo es profesar que el Espíritu Santo es una de las personas de la Santísima Trinidad, Santa, consubstancial al Padre y al Hijo, «que, con el Padre y el Hijo, recibe una misma adoración y gloria». Por eso, se ha hablado del misterio divino del Espíritu Santo en la «teología trinitaria». El Espíritu Santo coopera con el Padre y el Hijo, desde el comienzo del designio de nuestra salvación y hasta su consumación. Pero es en los «últimos tiempos», inaugurados con la Encarnación redentora del Hijo, cuando el Espíritu se revela y nos es dado, cuando es reconocido y acogido como persona. CEC 686-687

Al Espíritu Santo, se le llama también “El gran desconocido”, porque es Jesucristo quien nos lo revela como la Tercera Persona de la Santísima Trinidad.

Por muchos años, creí que el Espíritu Santo era solamente el Espíritu de Amor, entre el Padre y el Hijo, y repetía sin analizar que nuestro Dios Trino es tres PERSONAS en un solo Dios. Estudiando la Biblia, me di cuenta qué poco sé sobre la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. Estas palabras de la Biblia son muy reveladoras:

“Y, yo, pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté siempre con vosotros: el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Pero vosotros lo conocéis, porque mora con vosotros y estará en vosotros.”  Jn 14, 16-17

“Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos, tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.”  Hch 1,8

Enviamos, pues, a Judas y Silas, quienes os expondrán esto mismo de viva voz:  Que hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que estas indispensables.”  Hch 15,27

El Espíritu Santo es la Persona Divina que habita siempre en nosotros, es un gran regalo que procede del Padre y del Hijo y que está siempre dispuesto a que lo invoquemos y le permitamos habitar en nuestro corazón, que, si se lo pedimos y dejamos, podemos recurrir y consultar cuando la vida se pone difícil, que os da los dones necesarios para permanecer en la presencia de Dios Trino para conocerlo y amarlo cada día más y que, diariamente, nos llena de gracias y regalos, simplemente, por el gran amor que nos tiene.

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