3 de julio de 2024

Carta en tiempos de coronavirus

Escribo esta carta al mundo entero, animando a todos y pidiendo su apoyo para seguir luchando juntos.

En esta ocasión, me gustaría, primero, relatar cómo se verían los últimos minutos de la copa mundial si la vida fuera un partido de fútbol: “Y va corriendo Perengano, dominando la pelota, y corre más y más y no se le da la gana de pasarla a alguien de su equipo. Pero, se la quitan de la nada. Madre mía, amigos, escuchen esto, el jugador que se la ha quitado es el número 10, Juanito, quien es de su mismo equipo. Ahora, Juanito corre por la banda derecha y se prepara para tirar, pero Perengano desvía su tiro y, con esto, termina el juego. El marcador, para este equipo, se queda en ceros, señores.”

Estoy segura de que tú, como yo, has estado con los nervios de punta y la adrenalina recorriendo tu cuerpo mientras ves un partido de fútbol que determinará quién tendrá que pagar la apuesta. Has movido cielo, mar y tierra para ver ese partido, que definirá al equipo campeón del año. La mitad de las personas que vemos el fútbol creemos que somos expertos, pero el único que lo es, es el que está consciente que el jugador no hace al equipo, sino el equipo hace al jugador. Y son los equipos que entienden esto los que anotan y ganan el juego.

En estos tiempos de cuarentena, muchos nos hemos visto obligados a no salir de casa y nunca valoré el trabajo de miles de personas que hacen posible que podamos quedarnos resguardados para frenar la pandemia. Un policía, un repartidor, un agricultor, el que recoge la basura y el que limpia las calles. Todas esas personas que, en el día a día, parecían ser los jugadores que siempre se encontraban en la banca, ahora han pasado a ser los principales jugadores en el campo del juego. Ahora, me doy cuenta de que portamos el mismo uniforme y somos parte del mismo equipo.

Los expertos en el fútbol saben que, si Messi y Cristino Ronaldo están en el mismo equipo, no importará que sean los mejores jugadores del mundo, si no saben trabajar en conjunto, así como cada miembro del equipo. Todos son valiosos e imprescindibles.

En estos tiempos, hemos tenido mucho tiempo para reflexionar: te invito a que pienses sobre cómo juegas a la hora de estar en la cancha, cuando hablas con los jugadores de tu equipo, ¿piensas que su posición no es digna y que no sirve de nada? O aprecias la función de cada uno, entiendes que todos tienen la misma meta y que lo importante no es quién se acerca primero a ella, sino cruzarla juntos agarrados de la mano. La clave, para ganar cualquier partido, no es pelear unos contra otros sino derrotar juntos al obstáculo para sostener la copa juntos.

En estos tiempos, todos estamos luchando contra el mismo problema, valoremos el trabajo de todos. Sigamos planeando tácticas de juego y pasémonos la pelota unos a otros, para, así, alguno de estos días, anotar y poder todos levantar la copa, porque, al final, en este partido, todos portamos el mismo uniforme.

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