5 de julio de 2024

San Pablo

Su nombre era Saulo descendiente de la tribu de Benjamín, nació en Tarso, la actual Turquía, una ciudad universitaria en la filosofía y cultura greco-helenista. Tenía por segundo nombre, greco-latino, Pablo.

Pablo fue instruido en la escuela de Jerusalén, dentro de la formación de los fariseos; además tenía  la ciudadanía Romana, lo cual significó para él un gran status en la sociedad de aquella época.

Hablaba hebreo, griego y latín. Se dice que desde los cinco años aprendió a leer en la biblia hebrea.

Aprendió de su padre el oficio de hacer tiendas de campaña con pelo de cabra (Hech. 18,13).

Su formación judía fue muy estricta dentro de los fariseos y tuvo como profesor a Gamaliel, un gran Rabino de su tiempo.

San Pablo era enemigo de los cristianos (Hech. 9). Fue de los primeros en perseguir a los cristianos, considerados una secta peligrosa. Incitó a la gente para que mataran a pedradas a San Esteban, el primer mártir cristiano; además de perseguirlos, a los que atrapaba, los llevaba presos y encadenados a Jerusalén.

Un día cerca de Damasco, en el camino, le nubló la vista una gran luz, cegándolo totalmente y escuchó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? ÉL pregunto: ¿Quien eres tú? La voz le respondió: Yo soy Jesús, al que tu persigues (Hech 9,4). Lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco, ahí estuvo tres días sin ver, ni comer y ni beber.

Mientras tanto, Jesús se le apareció a Ananías, un discípulo suyo, pidiéndole que fuera a buscar a Saulo y que le impusiera las manos. Así lo hizo, Saulo recuperó la vista, pidió ser bautizado. A partir de ese momento tomó el nombre de Pablo, como signo de su servicio al Señor.

Gálatas 1,15-20, nos dice que partió a Arabia, a anunciar la “Buena Nueva”, regresando a Damasco tres años después, de ahí  se dirigió a Jerusalén para conocer a Pedro y a Santiago.

San Pablo escribió 14 cartas, sin haber conocido a Jesús durante su vida en la tierra, en ellas comparte sus enseñanzas, bajo el esquema de su gran conversión, dentro de la fe y la moral de su Señor.

Al final de sus días estuvo en prisión, pues por ser ciudadano Romano no era fácil ejecutarlo. Fue liberado para ser arrestado una vez más bajo el mandato de Nerón. Condenado a muerte, decapitado en la Vía Ostiense, mientras Pedro fue crucificado en la colina vaticana. La tradición nos dice que ambos martirios ocurrieron el mismo día, un 29 de junio del año 67.  Sobre sus tumbas surgen la Basílica de San Pedro y la Basílica de San Pablo fuera de los Muros.

“Que la fe y la entrega de San Pablo, sea para nosotros en estos tiempos un estimulo, una fuerza y una claridad de cual es nuestro camino en el conocimiento y entrega a nuestro Dios en la presencia viva y guiadora de Jesucristo nuestro Buen Pastor”.

                               “Si Dios está con nosotros, ¿quién podrá contra nosotros?”.

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