5 de julio de 2024

San Hilario de Poitiers

Hoy 13 de enero, celebramos a San Hilario de Poitiers

Nació en Poitiers, hacia el año 310. De familia acomodada, y en sus escritos se reconoce que recibió una formación literaria.

No fue criado en un ambiente cristiano. En su búsqueda, por el camino de la verdad llegó, poco a poco, al reconocimiento del Dios creador y del Dios encarnado, quien murió para darnos vida eterna.

Fue bautizado hacia el año 345, fue elegido obispo de su ciudad natal en torno al año 350.

San Hilario de Poitiers, gran padre de la Iglesia de Occidente, una de las grandes figuras de obispos del siglo IV, consagró toda su vida a la defensa de la fe en la divinidad de Jesucristo ante los arrianos que consideraban al Hijo de Dios como sólo una criatura (herejía cristiana que tuvo su origen en las ideas de Arrio, siglo III, que negaba que Jesús tuviera la misma condición divina que Dios Padre.

Escribió su primera obra, el “Comentario al Evangelio de Mateo”. En el año 356 asistió como obispo al sínodo de Béziers, en el sur de Francia, al que denominó el “de los falsos apóstoles pues la asamblea estaba dominada por obispos filo-arrianos, que negaban la divinidad de Jesucristo. Estos le pidieron al emperador Constancio que condenara al exilio al obispo de Poitiers. Hilario se vio obligado a abandonar Galia en el año 356.

Exiliado en Frigia, ahora Turquía, Hilario entró en contacto en un contexto religioso totalmente dominado por el arrianismo. Defendió el Concilio de Nicea, cuando éste se vio amenazado por las intenciones del emperador Constancio quien reunió un concilio de arrianos, a fin de neutralizarlo.

Así, emprendió la redacción de su obra dogmática más importante y conocida: “De Trinitate” (sobre la Trinidad). La fidelidad a Dios es un don de su gracia, por ello, Hilario pedía, al final de este tratado, mantenerse siempre fiel a la fe del bautismo.

San Hilario tuvo un espíritu conciliador ante quienes aceptaban confesar que el Hijo se asemeja al Padre en la esencia, una verdadera igualdad entre el Padre y el Hijo en la divinidad. Trató de comprender a quienes no habían llegado a la verdad ayudándoles, con gran inteligencia teológica, a alcanzar la plena fe en la divinidad verdadera del Señor Jesucristo.

En el año 360 ó 361, Hilario pudo finalmente regresar del exilio a su patria e inmediatamente volvió a emprender la actividad pastoral en su Iglesia, pero la influencia de su magisterio se extendió mucho más allá de esos confines.

El sínodo, celebrado en París en el año 360 o en el 361, retomó el lenguaje del Concilio de Nicea. Algunos consideran que este cambio antiarriano del episcopado de Galia se debió en buena parte a la fortaleza y mansedumbre del obispo de Poitiers.

En los últimos años de su vida compuso los “Tratados sobre los Salmos”.

En varias ocasiones, Hilario se encontró con san Martín, futuro obispo de Tours, quién bajo la dirección de Hilario fundó un monasterio cerca de Poitiers, que todavía hoy existe, con el objetivo de contrastar los efectos de la herejía.

Hilario falleció en el año 367. En 1851 el beato Pío IX le proclamó doctor de la Iglesia.  

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