5 de julio de 2024

Cuadernos para rellena

Normalmente, nos fijamos en lo que nos falta, ¿cierto? O nos fijamos en lo que no nos gusta, o en lo que quedó mal hecho, en fin, en lo negativo.

Hay una historia, que me llegó por las redes sociales, que cuenta cómo un paciente de una psicóloga, que había llegado muy deprimido, recibió como tarea, cada día, anotar en un cuaderno lo positivo que pudiera notar. Historia larga hecha corta, a la consulta siguiente, la terapeuta quedó sorprendida al mirar a su paciente entrar al consultorio con un maletín.

Muy orgulloso, el paciente, comienza a sacar cuaderno tras cuaderno y coloca varios de ellos sobre el escritorio de ella. Nos podemos imaginar la expresión de curiosidad de la psicóloga ante esta escena. Este paciente, entusiasmado, le dice: ¡Sí hice la tarea! ¡Le quiero leer lo que encontré! ¡Estoy mejor, me siento mucho mejor!

Comenzó a leer el paciente varios de los renglones anotados, algunos de los cuales transcribo:

  • La temperatura del baño por la mañana
  • El olor del pan tostado
  • La textura de los chilaquiles
  • El calor del sol a mediodía
  • Saborear un helado
  • Mirar la luna por la noche
  • Saludar a mis amigos

En realidad, si lo pensamos bien, nos hemos vuelto insatisfechos y no miramos todo lo bueno que tenemos. Hagamos un esfuerzo por “rellenar cuadernos” de felicidad diaria, de observar y agradecer la bondad de Dios en nuestra vida, porque ¡Dios es grande, Dios es bueno!

¿Cuántas veces al día damos gracias a Dios? ¿Damos por sentado lo que Dios nos da? Realmente, todo lo que somos, todo lo que tenemos, es obra y don de Dios. Nosotros no hemos hecho nada para merecerlo.

Si bien Nuestro Señor se nos da sin esperar nada a cambio porque nos ama, ciertamente, un gesto de amor, para con Él, es agradecerle. Cuando olvidamos que un don es un don, nos convertimos en niños mimados, exigentes, que solo sabemos ver lo negativo, tristes. Olvidamos que somos cristianos, olvidamos nuestra identidad, olvidamos que Dios siempre está con nosotros.

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