por Diciembre es el mes festivo por excelencia. Cada día, hay motivos para celebrar, fiestas religiosas, familiares, tradiciones, vacaciones, etc.
La Navidad es la fiesta decembrina más importante para nosotros, los cristianos. En torno a ella, hacemos planes y preparativos, para vivir con todo nuestro amor el nacimiento de nuestro Salvador.
Justo el día de Navidad, celebramos la fundación de nuestros queridos Misioneros del Espíritu Santo. Se cumplen 107 años de aquel día en el que se hiciera realidad el deseo de Dios y el anhelo de la beata Conchita Cabrera y el P. Félix de Jesús Rougier, de crear un oasis de hombres donde el corazón de Jesús encontrara un descanso, por medio de la pureza y el sacrificio, a favor de la Iglesia y la salvación de muchas almas.
Diez años antes del nacimiento de la congregación, Conchita ve un campo muy grande, sembrado de azucenas, y oye: “Este campo es el de los oasis, pero las azucenas se tienen que regar con sangre”. Ella responde “Tengo sed, mi Jesús, de darte millones de almas azucenas esparcidas por todo el mundo.
Esa sed tan grande y la certeza de que lo que Jesús había prometido se realizaría la sostuvieron, para esperar con paciencia, ofreciendo sacrificios y cruzando muchos obstáculos. “Ya me parece ver a miles, miles de almas al pie de la cruz conquistadas por los Religiosos de Fuego, los del oasis de hombres”
Gracias, Señor, por permitirnos ser de esas almas que hemos sido atraídas a la cruz de Jesús por los M.Sp.S. Te rogamos que estén en tu presencia los que ya cumplieron su misión; renueves con la fuerza de tu espíritu el ministerio de los que nos siguen acompañando y nos concedas muchas vocaciones para lograr el reinado del Espíritu Santo.
¡Felicidades, queridos misioneros, Dios los siga bendiciendo!
