Es la Virgen María, una mujer, un ser humano como todos nosotros. La Virgen nació en una familia, hija de San Joaquín y Santa Ana.
Dios la escogió para ser madre de Dios. ¿Se imaginan lo que ha de haber sentido y pensado la Virgen cuando el Arcángel San Gabriel le dio la noticia?
Pues bien, Dios también la eligió para ayudar a los frailes españoles en el proceso de evangelización.
El sábado 9 de Diciembre de 1531, la virgen vino a nuestro querido México y se presentó frente a San Juan Diego por primera vez.
Todos conocemos la historia de las apariciones de la Virgen de Guadalupe: la Virgen bajó del cielo con dos mensajes muy importantes: Ella es nuestra madre y ella es Vida y Salud.
¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?
¿No soy yo Vida y Salud?
También, para que todos los mexicanos pudiéramos acercarnos a ella, pidió al obispo, Fray Juan de Zumárraga, que se le construyera un templo en el cerro del Tepeyac, hoy conocido como La Villa.
Dios no sólo nos regaló a su hijo, si no también a su madre. Una madre que siente piensa y actúa como una verdadera madre.
¿Por qué no acercarse a ella cuando estamos felices, tristes, preocupados, enfermos o simplemente queremos platicar de nuestros proyectos?
No sólo este 12 de Diciembre, sino cada instante de nuestra vida, ¡Invitémosla a ser nuestra madre Mexicana!