5 de julio de 2024

La llama del Espíritu Santo

Sonia Villaseñor Manrique

El amor es como la espuma, entre más hay, más aumenta su tamaño. Cuanto más amor damos, más amor tenemos, se multiplica.  Así es la fe, como el fuego en la celebración de la Vigilia Pascual donde las velas de los feligreses se encienden una a una con la llama del Cirio Pascual, se va  pasando la luz para encender las velas tocándolas una por una y la llama alcanza para encender todos los cirios las de las personas presentes en la celebración. Por eso, reza la oración del Espíritu Santo: “Ven Espíritu Santo, llena el corazón de tus fieles y enciende en  ellos el fuego de tu amor”.

Que ese fuego se convierta en el motor que inspire nuestros pensamientos, palabras y obras para ser tus manos, tu boca, tus pies y así llevarte a todos lados y proclamar la buena nueva por medio de nuestro testimonio de vida. En Alemania, existe un crucifijo de madera muy famoso, porque durante la 2ª Guerra Mundial la iglesia donde estaba fue bombardeada, la noche del 30 de septiembre de 1944, provocando que el crucifijo perdiera los dos brazos. Cuando se reconstruyó la iglesia se decidió no restaurar la figura de Jesús, dejándolo como estaba, colocándole la siguiente oración:

“Cristo no tiene manos, sólo tiene las tuyas para realizar hoy su trabajo

Cristo no tiene pies, sólo tiene los tuyos para conducir a otros hacia su camino

Cristo no tiene labios, solo tiene los tuyos para para proclamar su palabra y darlo a conocer”

Si tenemos el fuego del Espíritu Santo, lo incendiaremos en las personas que nos rodean, con la fuerza de nuestra fe, con nuestra pasión. Cuando oramos con verdadera fe, se alcanza la paz del abandono y la certeza de que Dios se está haciendo cargo de nuestras inquietudes y problemas. Llevémoslo a nuestros hermanos con valentía y entusiasmo, el Señor quiere que todos sientan el calor de su misericordia y de su amor. ¡Jesús, cuenta conmigo para propagar tu fuego divino, quiero ser tu instrumento!  

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