8 de junio de 2025

Somos hijos de Dios

El Papa Francisco, a la luz de la Carta de San Pablo a los Gálatas, nos recuerda que somos hijos de Dios por la fe en Jesucristo.

San Pablo explicaba que hay una profunda unidad entre todos los bautizados, más allá de su condición social, cultural o religiosa, pues, con el bautismo, nos convertimos en una criatura nueva en Cristo, explicó el Papa.

Así, la fe en Jesucristo nos ha permitido convertirnos, realmente, en hijos de Dios y en sus herederos. Los cristianos, muchas veces, no nos damos cuenta de que es una realidad el ser hijos de Dios. Muchas veces, ni siquiera tenemos presente la fecha de nuestro bautismo, que es una fecha tan importante en nuestras vidas, pues, a partir de ese momento, hemos sido salvados, nos hemos convertido en hijos de Dios. Pregunten y celebren esa fecha, siempre, nos dice el Papa.

Todos, hombres y mujeres, somos hijos de Dios, sin importar la religión que profesemos. Pero, “Cristo” es lo que hace la diferencia. Jesús se convirtió en nuestro hermano y, con su muerte y resurrección, nos ha reconciliado con el Padre. Quien acoge a Cristo en la fe, por el bautismo, es “revestido” por Él y por la dignidad filial (cf. v. 27).

Esta es la gracia del bautismo: participar de la muerte y resurrección de Jesús. Quienes lo reciben son transformados en lo más profundo de su ser y poseen una vida nueva, que nos permite dirigirnos a Dios e invocarlo con el nombre “Abbà (papá). (cf. Gal 4,6).

Al recibir el bautismo, recibimos una identidad nueva. San Pablo dice: “ya no hay judío ni griego”, “ni esclavo, ni libre” (Ga 3,28); esto era una auténtica subversión en el ámbito étnico-religioso, pues pertenecer al pueblo elegido era privilegiado respecto al pagano (cf. Rm 2,17-20). Para la sociedad antigua, era vital la distinción entre esclavos y ciudadanos libres. Estos gozaban, por ley, de todos los derechos, mientras que, a los esclavos, no se les reconocía ni siquiera la carencia de alimentos, educación, trabajo; viven en las periferias, son explotados; las mujeres no tienen las mismas oportunidades que los hombres. También hoy, existe la esclavitud, expresó Francisco.

Al finalizar, el Papa, nos invita a vivir una nueva vida, a redescubrir la belleza de ser hijos de Dios, ser hermanos y hermanas entre nosotros, porque estamos insertos en Cristo que nos ha redimido. Nuestra responsabilidad es caminar decididamente por este camino de igualdad, que ha sido hecho por la redención de Jesús; y a agradecer el don recibido en el bautismo.

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