8 de junio de 2025

Por los que se fueron

Cuando un ser querido fallece, lo extrañamos tanto que hasta el alma duele y el dolor, a veces, nos retrae y aísla. Es importante externar los sentimientos. 

Una buena manera de hacerlo es hablándolo, pero, si no se puede, tambien es bueno escribir. Hacer un diario espiritual, en el que se le cuente a Jesús, a María, al Padre, al Espíritu Santo, a los santos, a los familiares que ya están en el Cielo, lo que se siente y pasa cada día.

Escribir, en prosa o en poesía, es como pintar un cuadro, es un desahogo, es una buena manera de rezar, de hablar con Dios. Escribirle a Dios es, también, estar en su presencia.

Que el dolor no ahogue ni silencie los sentimientos. Siempre es bueno buscar una forma positiva de externar lo que se nos atora en el corazón.

Puente de la Muerte

No tuve explicación, nadie se enteró,

De un momento a otro, me sobresalté,

Gran silencio y la soledad me cubrió,

Me rodaron las lágrimas…

Solo Jesús me consoló.

La muerte de mi ser querido,

sin él, todo tiene distinto sentido,

Ahora, solamente en Dios me confío,

Y a ti, ¡Oh, Dios! entrego a mi ser querido.

La muerte, necesaria para gloriosa vida eterna,

Jesús, con su muerte, venció a la muerte,

¿Dónde esta, oh muerte, tu victoria?

Ahora, con Jesús y María, nuestro ser querido

es coronado de honor y gloria.

Cuando alguien muere,

en los vivos, queda soledad,

Sin asustarnos, al final, es, para todos, suerte.

En Jesús y María, no hay muerte sino eternidad,

Puente de la muerte por el que se pasa de repente.

La muerte, expiro último de nuestra existencia,

que nos lleva a perpetuidad,

al Camino, a la Verdad y a la Vida,

¡es Jesús nuestra heredad!

Si nos diéramos cuenta,

no es para darnos la vuelta,

pues es, precisamente, en la muerte,

que se halla dicha completa.

Creo en la resurrección de los muertos,

en la Cruz del Apostolado, encuentro grande consuelo,

Ha muerto el cuerpo, pero el alma viva está,

Gozando, coronado de gloria, mi ser querido en el Cielo ya.

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